De acuerdo con los últimos acontecimientos suscitados en Venezuela, no puede haber marcha atrás con la decisión valiente e histórica tomada por el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó Márquez, para liberar a este país de la opresión y barbarie en la que se encuentra.

Por ningún concepto es dable aceptar diálogos con quien ha devastado y ocasionado la peor crisis económica, política y social de Venezuela.

Como conocemos, la permanencia de mando en el gobierno de Maduro se debe al apoyo y complicidad de ciertos militares de alto rango, sin escrúpulos, pero bien remunerados, quienes dirigen y ominan a las tropas, cuyos integrantes en un buen porcentaje son de origen cubano.

El pueblo no solamente debe resistir, sino persistir en combatir el flagelo de la tiranía hasta alcanzar el objetivo de ser libres de un yugo nefasto. ¡Cuánto tiempo despegado por querer liberar a este querido país! Los esfuerzos de patriotas como Leopoldo López, Henrique Capriles, Corina Machado y tantos otros han sido indecibles, pero sin fruto. La oportunidad de Guaidó es única ahora que cuenta con el respaldo de algunos países de América y parte de los de la Unión Europea.

El fin de esta odisea es acabar con el fanatismo del madurismo y chavismo, que tanto horror han causado. Hugo Chávez en sus discursos histriónicos propagó la frase “Alerta que camina la espada de Bolívar por América”. Simón Bolívar jamás habría prestado su espada para asesinar a sus propios hermanos.

Que Venezuela, noble país, encuentre la senda de la paz, justicia y libertad. Es ahora o nunca. (O)

José Castillo Celi,

psicólogo y médico naturista