Entre tantos hechos trascendentes que fueron de especial interés en el transcurso de esta semana, me concitó especial atención una noticia menor de lo ocurrido en Galápagos, más específicamente de la isla Seymour norte, en donde se ha cerrado el ingreso debido a la proliferación de ratas no nativas (específicamente las Rattus rattus y Rrattus norvegicus), lo que constituye un grave riesgo para la fauna de las islas, ya que las ratas se alimentan de huevos y crías de aves y reptiles, compitiendo adicionalmente por el “hábitat y alimentos de otros animales endémicos”, por lo que resulta imprescindible contar con todos los elementos necesarios para combatir a los roedores.

Se considera que las ratas fueron introducidas accidentalmente en el archipiélago a fines del siglo XVIII, debo añadir que son consideradas los mamíferos con más capacidad de colonizar, entendiendo de esa manera su capacidad de propagación y adaptación. Esta circunstancia obliga, en el caso de Galápagos, a utilizar medidas innovadoras en el plan de erradicación de los roedores, tal como es el uso de drones, que de acuerdo con el Parque Nacional Galápagos, es la primera vez que se utiliza en el mundo con tales objetivos. A diferencia del lanzamiento en helicópteros (que es lo que se utilizaba antes), los drones transportan por aire y con mucha precisión cebos con veneno especialmente diseñado para no afectar a otras especies, por lo que se podría decir que la tecnología se constituye en una herramienta fundamental al momento de erradicar la plaga de las ratas en un hábitat tan delicado como es Galápagos.

El otro punto que debe considerarse importante en el combate a las ratas en Galápagos es su capacidad de volver a establecerse, inclusive en lugares en donde se las consideraba totalmente erradicadas. En el caso específico de Seymour norte y luego de la Aplicación de la Estrategia Regional para el manejo de los roedores en las islas Galápagos, se pudo constatar su eliminación a partir del año 2007 (¿migraron a algún otro lugar?); sin embargo, desde el año pasado se ha podido verificar una nueva aparición de ratas en dicha isla, lo que reafirma su natural capacidad de adaptarse inclusive en las más difíciles circunstancias. La biodiversidad de un sistema único no puede ponerse en riesgo, por lo que resulta vital una respuesta inmediata y efectiva por parte de las autoridades.

La lección de la lucha contra las ratas en Galápagos debe servir como referencia natural para cualquier estrategia que se quiera implementar con constancia y oportunidad, pues ahora, más que nunca, se reafirma la idea de que a las ratas se las combate a) utilizando la última tecnología y b) conociendo su naturaleza y agresiva capacidad de colonización. Quien quiera eliminar cualquier variedad de ratas ya sabe cómo.

(O)