El presidente de la República, el canciller y los asesores del Gobierno han cometido un grave error en dejar las puertas, y ventanas también, abiertas del país sin casi ningún requisito y control exigente y exhaustivo. No sé si por ganar simpatía o credibilidad permitieron este error de ser “solidarios con los hermanos vecinos”, ahí están los resultados y no solo el crimen de Diana Carolina, sino el crimen del taxista de Ambato; por venezolanos que hacen quedar mal a los venezolanos honestos.

Uno si invita a una persona a su hogar, por lo menos debe saber a qué viene. Señor presidente, con todo respeto, ¿usted dejaría a una persona foránea cuidar a un ser querido suyo, solo porque le diga que la crisis económica la hizo migrar? ¡No! Así pasa con nuestro país, no se debe permitir el libre ingreso sin verificación de antecedentes judiciales y levantamiento de la información de la persona que desea ingresar al país –perfil de riesgo–. Ahora, por el bien del país, el presidente dice que hará brigadas para controlar la situación legal de los venezolanos que vienen a Ecuador. Le sugiero que vía decreto de emergencia –por la seguridad nacional– expida un Censo Nacional de Control Migratorio del país, con la participación del Comando de movilización de las Fuerzas Armadas, Registro Civil Nacional, Policía Nacional y Judicial del Ecuador, Dirección Nacional de Migración y todas las gobernaciones e intendencias de Policía; para que todos los venezolanos se registren y así no tengan trabajo u ocupación estable, informen de su estado de permanencia en Ecuador. Con este decreto dentro de las primeras semanas de vigencia, el Estado ecuatoriano dará un certificado de identidad de extranjeros venezolanos para que tengan un documento de identidad, y el Estado ecuatoriano también tendrá sus nombres, fotos, huellas dactilares, direcciones, etcétera; si estas personas no cumplen con el censo migratorio obligatorio, serán inmediatamente detenidas y deportadas. No es cacería de brujas, es por la seguridad nacional. La Policía no puede con tanto delincuente local, y con extranjero ni se diga. Que el crimen de Diana Carolina recuerde que ciertos depredadores acechan.(O)

Javier Santos Ycaza,

Guayaquil