“Vengo de vientre de mujer, no de una costilla”, hermosa frase de Rosa Amelia Alvarado Roca, en su intervención, el 9 de enero del 2019, en la premiación anual de la revista Hogar a Mujeres destacadas.

El vientre de la mujer es el espacio maravilloso de formación del ser humano, ahí se nutre, ahí se desarrolla, toma forma. El avance del ser en el vientre –ahora posible de seguir en imágenes y en exámenes– es prodigioso.

El vientre de la mujer es el santuario de la vida, como quiera verse, como proceso biológico, o como voluntad divina, para los que tenemos fe religiosa.

Del pasaje del Génesis con el imaginario de Eva resultante de una costilla de Adán, el cristianismo pasa a la concepción que se recoge en el Nuevo Testamento, Dios escogió el vientre de una mujer, María, para su hijo Jesús.

El respeto a la mujer se lo debemos, nunca como concesión, sino como su derecho.

Las formas de acoso a las mujeres constituyen intención de humillarlas. Las mujeres no deben permitir que por haber sido víctimas de acoso se las condene a estar avergonzadas.

Los delitos sexuales contra las mujeres –y contra todos los seres humanos– deben ser juzgados con severidad. La actuación en pandilla, como el caso de La Manada en España y la violación sucedida en Quito días atrás –en que tres sujetos violaron a una mujer, llegando hasta a penetrarla con un taco de billar– no puede tener atenuante alguna.

Es paradójico que haya quienes quieren aparecer como defensores de las mujeres y, con falso moralismo, pretendan enclaustrarlas, negándole la posibilidad de tomar las decisiones que les permitan evidenciar su personalidad y alcanzar su realización.

Las mujeres en la historia

Son muchas las que la humanidad recuerda como grandes figuras, pero hay que multiplicar opciones de oportunidades, no necesariamente con la rigidez de cuotas, que en ciertos casos ha llevado a colocar a mujeres como imágenes decorativas de relleno en los espacios de poder. Lamentablemente, hay quienes se han prestado para aquello.

En lo cotidiano, en el sector público, en el magisterio, en los sectores privados, en la comunicación hay cuadros de excelencia, que además tienen la virtud de compartir sus espacios con hombres, superando cualquier confrontación.

En investigación sobre hechos, conductas, omisiones y circunstancias, son insuperables.

Con Martha Roldós Bucaram, Fundación Milhojas, con frecuencia, revisamos la producción y avances de esa Fundación y de otras, de colegas que están en medios de comunicación y fuera de estos; y, sin riesgo de equivocarme, puedo afirmar que siempre estuvieron y están antes de que los espacios de poder establezcan lo que tardíamente se anuncia como recién descubierto.

Por eso, contra ellas, se ensañó el gobierno autoritario de Correa, con calificativos de agravios a su condición de mujer y con amenazas; y, lamentablemente, no faltaron mujeres de su entorno que se prestaron para cuestionamiento y amenazas, esto es, se prestaron a ser usadas.

No desmerezco a otros actores de la investigación que, además, evidenciaron ser solidarios con ellas.

Expectativas en el Ecuador

Hay algunas y muy valiosas.

En Guayaquil, Cynthia Viteri encabeza las encuestas para la Alcaldía. Su trayectoria pública es muy conocida.

Para prefectas, hay varias candidatas en Guayas, que se han ganado sus espacios.

También las habrá en otras provincias y en cantones de la Patria.

Para cargos de designación por concurso y por ternas hay nombres propuestos que merecen respeto, por ser de profesionales con los méritos del caso y no condicionados o derivados de su condición de mujer, sino por derecho propio.

Me agrada que con María Paula Romo se haya rescatado que exista un verdadero Ministerio de Gobierno, en su trascendencia, no es la ocupante de un asiento de un carrusel de ministerios fraccionados, práctica que instauró Correa.

Una invocación a la honestidad

Sí, a la honestidad de una mujer profesional y académica de prestigio: Catalina Vélez Verdugo, presidenta del Consejo de Educación Superior (CES).

En los últimos días se ha publicitado que la reciente Comisión Interventora de la Universidad de Guayaquil ha descubierto múltiples ilícitos, lo que ha llevado al Consejo de Educación Superior a decidir ampliar por dos años la intervención.

En los hechos, la percepción podría ser que se está ante un escenario de Sodoma y Gomorra, en desprestigio de la Universidad.

Los sectores democráticos de la Universidad denunciaron la corrupción desde la primera intervención hasta el 2018 a la Contraloría –que sí realizó los exámenes especiales que llevaron a los informes de responsabilidades– y también al CES y a la Secretaría Nacional de Educación, pero en estos no hubo respuestas a las denuncias, aun cuando no haya sido la intención encubrir la corrupción que le fue denunciada.

Demando a la Dra. Vélez que informe al país qué denuncias recibió el CES desde el 2016 hasta el 2018, sobre la Universidad de Guayaquil, quiénes fueron los denunciantes y qué hizo el CES.

La pillería de unos y la omisión de decidir y actuar de otros no debe significar el desprestigio de la Universidad de Guayaquil, donde más son los honestos –aun cuando sean políticos– que los deshonestos beneficiarios de la no actuación oportuna de los responsables nacionales de la educación superior.

El conversatorio con la ministra Romo

El viernes 11, los columnistas recibimos en EL UNIVERSO a la ministra María Paula Romo.

Ahora hay ministro de Gobierno, expresé en la reunión. Décadas atrás quien ejercía esa función asumía los temas fundamentales del país. Una especie de premier.

El país espera de la ministra Romo la garantía de la transparencia aun ausente en el ejercicio del poder.

(O)

La pillería de unos y la omisión de decidir y actuar de otros no debe significar el desprestigio de la Universidad de Guayaquil, donde más son los honestos –aun cuando sean políticos-, que los deshonestos beneficiarios de la no actuación oportuna de los responsables nacionales de la educación superior.