La mayor parte de las exportaciones no petroleras del Ecuador son agrícolas o pesqueras. Somos grandes abastecedores del mundo en banano, camarón, atún, flores, palma africana, cacao. No se justifica que subsidiemos algunos cultivos, insumos industriales, en perjuicio de los consumidores. Que las tierras y capitales destinados a productos en que no somos competitivos, se destinen a otros en que sí lo somos.

Un caso es el maíz. Me refiero al de alimento animal. La semana que terminó fue de reuniones de las autoridades agropecuarias, avicultores y maiceros para determinar cuánto maíz se permitiría importar. El objetivo es que hasta marzo, antes de importar los avicultores deben comprar toda la cosecha de maíz. Primero hay que determinar cuánto maíz habrá. Los maiceros, obviamente, exagerarán el tamaño de la cosecha, y los avicultores, dirán que hay menos.

El precio mínimo de sustentación de maíz es de USD13,50 el quintal, equivalente a USD298 la tonelada. Hoy, puesto en el Golfo de México, el maíz se cotiza a USD146 la tonelada. El precio interno es el doble que el internacional.

Para beneficiar a los maiceros, los avicultores deben comprar maíz caro, lo que aumenta el costo del alimento para el pollo, y por lo tanto, el consumidor paga más. Según una fuente de internet sobre precios en supermercados (preciosmundi), en Colombia el kilo de pechuga de pollo cuesta USD3,53, y en Ecuador USD5,70. Una parte de esa diferencia, está dada por el costo del maíz.

Este sistema de precios impide al avicultor importar maíz en las mejores condiciones. Antes tiene que probar que ha comprado su cuota de maíz nacional; a veces no lo consigue con facilidad, tiene que sobrepagarlo, de lo contrario no puede importar. Las compras al exterior no se realizan el momento más oportuno, sino cuando se han superado trabas burocráticas.

La diferencia de precios en el costo del pollo incide en que haya contrabando de Colombia, en perjuicio del avicultor nacional.

Se trata de un caso evidente de la necesidad de cambiar de cultivo. Las autoridades podrían indicar que cada año el precio piso bajará, digamos en 20%, hasta acercare al internacional, para que los agricultores menos eficientes vayan buscando cultivos alternativos.

Hay mucho más casos. El Ecuador tiene todos los hábitats y puede cultivar una gran diversidad de productos, pero debe especializarse en los que es más eficiente. Debemos dejar de lado la mentalidad que son los políticos, vía precios que ponen a dedo y barreras que erigen, quienes deciden qué debe producir el país.

Cuando en los setenta, el régimen militar sobrerreguló la agricultura y pesca, ambos sectores se estancaron. Lo que surgió y floreció fue la acuacultura: se hace en tierra, por lo que la legislación pesquera no la afecta; pero son tierras no aptas para la agricultura, por lo tanto están al margen de la legislación agraria. Gracias a una menor carga normativa, el cultivo del camarón es hoy el mayor rubro de exportación no petrolera.

Reduzcamos el costo de vida para el ciudadano, desmontando un exceso de interferencia del Estado que genera ineficiencia y por ende precios altos. (O)