Profesores reciben constantes órdenes de ciertos distritos de educación dirigidos por un sistema de educación caótico y obsoleto –en relación con otros países desarrollados– exigiéndoles que elaboren planes de trabajo, estrategias pedagógicas, documentos...; cuando los maestros ya han hecho todo, les cambian los temas de las tareas por otras estrategias, otros planes...; creando un caos psicológico. Los profesores temen perder sus puestos de trabajo y se tornan obedientes y no beligerantes a las exigencias de los superiores.

Están instaurando angustia, histeria, estrés..., en ciertos profesores, haciéndose necesaria una valoración psicológica o psiquiátrica a docentes y a sus superiores, evitando problemas con colegas, alumnos, sociedad en general, abusos, chantajes, maltratos físicos y psicológicos. Ciertos profesores mostrando un complejo de superioridad obligan a los alumnos a servirlos como sus empleados, ordenándoles les carguen cuadernos y libros; traigan de la sala de profesores objetos que olvidan; les hagan compras para ellos; compren libros que ellos les imponen (violando los artículos 10 y 11 de la LOEI que lo prohíbe), recibiendo el maestro abusador 5 dólares por cada libro, bajo el chantaje de hacer perder el año a los alumnos si no compran sus libros. Una persona sana mentalmente jamás haría todo esto. Evaluemos y diagnostiquemos la salud mental no solo de alumnos, sino de profesores y sus superiores.(O)

Charles Freire Motjoy,

psicólogo clínico, Guayaquil