¿Es necesaria la admisión de la Comisión Internacional contra la Corrupción en el Ecuador?

En días pasados he leído en las páginas del Diario EL UNIVERSO argumentar a favor y en contra de lo que debe de ser un modelo adecuado de lucha contra la corrupción en el Ecuador.

Los primeros, sugieren al Gobierno ecuatoriano que suscriba un acuerdo con las Naciones Unidas, similar al que suscribió Guatemala para instaurar la Comisión Internacional contra la impunidad (Cicig), que de modo eficaz combatió a la corrupción que había alcanzado a los más altos niveles del poder público, llevando a la cárcel a su expresidente Otto Pérez Molina, y que actualmente tiene en jaque a la administración del presidente Jimmy Morales, quien le ha declarado la guerra a este órgano de la ONU, que ha tenido la entereza de incriminar al hermano y al hijo del presidente por corrupción; amén de las investigaciones al propio presidente Morales, relacionadas con el financiamiento de su campaña electoral.

Sus detractores la cuestionan por supuesta acción sesgada, lo cual no es cierto porque no sucumbió ante la presión de los poderes públicos que no pudieron impedir que actúe con independencia a favor de la justicia, por ello no es extraño que la apoye no solo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y el secretario general de la ONU sino la propia sociedad civil guatemalteca.

A causa de la debilidad del sistema de justicia ecuatoriana, se clama a gritos la presencia de la Cicig capítulo Ecuador, para coadyuvar con el Ministerio Público en la difícil tarea de extirpar la corrupción que se ha institucionalizado en el país y que el gobierno anterior la elevó al rango de política de Estado.(O)

Johnny Roca De Castro,

abogado, Guayaquil