Se necesitan pocos elementos para convertirse en una tendencia viral en redes sociales. En cuestión de minutos en la agenda pública del país, una situación confusa, una actuación inadecuada, un celular con cámara con la suficiente resolución o una publicación en internet pueden ser suficientes para hacerse tristemente célebre o llevar a la gloria a un individuo; fácilmente se sube una imagen a la web y del resto se encargan los usuarios y los medios.

Estos eventos tienen aristas comunes, alguien graba el incidente que casi siempre tiene frases infortunadas o acciones poco ajustadas a la ley o imágenes que captan la atención de los usuarios de las redes sociales. El contenido en las redes se ha vuelto comentario de pueblo chico y la transmisión de persona a persona se convierte en tendencia, la tendencia en escarnio y burla, y la burla en juicio público; todo en cuestión de minutos. La explosión llega a su punto más alto cuando el video o foto del evento llega a los medios. Los involucrados en los incidentes deben enfrentar la tormenta perfecta por sus acciones de ningún modo justificables. En cuestión de horas miles de personas opinan sobre su comportamiento y no solo eso, el episodio se convierte en indignación y todo termina en consecuencias que marcan por mucho tiempo a los implicados. He llegado a notar que muchas autoridades ponen su grano de arena anunciando aperturas de expedientes debido a evitar la condena social o ser señalados viralmente.

El crecimiento de episodios bochornosos en las redes sociales no solo tiene aspectos negativos, hay que reconocer que bajo estas circunstancias muchas personas van a pensar dos veces antes de irrespetar a la autoridad o hacer espectáculo en la vía pública; precisamente, las plataformas sociales se han convertido en un tipo de filtro social para mejorar comportamientos, así sea a fuerza de escarnio y condena social. Las redes también se han especializado en ser plataformas de denuncias sociales que hace poco tiempo no tenían cabida en la agenda social, lo peligroso es cuando los gobernantes o las instituciones establecen su agenda a base de este criterio. Últimamente advertimos una peculiar utilización por parte de las autoridades y buena parte de la ciudadanía de las redes sociales como medio no solo para comunicarse con la ciudadanía, sino también para tomar decisiones directamente sin un criterio adecuado y regulación del Estado o del mismo ciudadano; esto es muy peligroso.(O)

Erwin Chiluiza Rodríguez,

abogado, ingeniero en Sistemas; Guayaquil