Los ataques con ácido son una alarmante realidad de otros países que, al parecer, comienza a imitarse localmente. Un joven de 17 años fue rociado con un líquido corrosivo, el pasado jueves, según denunciaron sus padres en la Fiscalía, ocasionándole lesiones en la cara, las piernas y un brazo.

En los últimos quince días, en Guayaquil se han registrado ya tres hechos que reportan personas con quemaduras ocasionadas con ácido.

Compuestos químicos como el ácido nítrico y el ácido clorhídrico, que son corrosivos y pueden causar graves quemaduras en los seres vivos, se expenden al público, a un costo de $ 1 y $ 2 la botella, porque entre sus usos está el de la limpieza. Pero algunos ácidos también son utilizados como materia prima en el procesamiento de estupefacientes, por tal razón la entidad que tiene a cargo su control es el Ministerio del Interior.

Siendo el ataque con ácido una modalidad perversa, pues quien lo realiza no busca quitarle la vida a su víctima, sino dejarla marcada, causándole desfiguraciones y en algunos casos la pérdida de miembros, debe movernos a reaccionar a tiempo para evitar que los casos denunciados queden impunes, pues ello favorecería su proliferación.

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