Si hay una plaga que haya azotado a nuestro país en estos últimos 20 años definitivamente es el populismo y eso se refleja claramente en las medidas económicas que se acaban de tomar.

¿Qué impacto en el presupuesto nacional puede tener la reducción de sueldos de unos cuantos funcionarios públicos, cuando lo correcto es hacer una reingeniería del obeso y colapsado sistema estatal para hacerlo más eficiente?

El problema del Ecuador no son los sueldos de los altos funcionarios públicos, sino la deshonestidad comprobada de muchos de los que estuvieron en esas funciones. Tal vez si pagaran mejores sueldos llegarían a esos puestos mejores ciudadanos más comprometidos con el país que con el reiterado interés personal de lucrar ilícitamente. El Gobierno debe entender, por el bien de todos, que no existe plan económico coherente sin ahorro y sin costo político, porque diez años de correísmo dejaron al pueblo acostumbrado al paternalismo estatal que quebró a países como Venezuela, y cuyas consecuencias las vemos todos los días en nuestras calles. Así que al final se necesita actuar sin temor a las encuestas, en una política de austeridad con la que todos debemos colaborar porque definitivamente nadie en su sano juicio quiere que terminemos como Venezuela, Nicaragua o Cuba, por decir unos pocos ejemplos a la mano.(O)

Carlos Cortaza Vinueza,

abogado, Guayaquil