Entre las últimas obras ejecutadas por el alcalde de Guayaquil se encuentran, a más de la noria, otros interesantes juegos mecánicos a precios realmente cómodos para que el pueblo se divierta.

Uno de los últimos regalos para Guayaquil es, sin duda, la plaza Guayarte a la entrada de la ciudadela Urdesa, en un espacio que solo servía de parqueo para los que frecuentaban el paso del puente sobre el estero Salado hasta llegar cerca del edificio del Tenis Club. Pensamos en su trabajo efectuado en todos estos años como continuación de la gran obra de salvataje de la ciudad, efectuada por el inolvidable ingeniero León Febres-Cordero. Difícil de seguir por quien sea que vaya a ocupar ese puesto. Aunque tenemos la seguridad de que una u otra manera se lo va a intentar.(O)

Édgar Diminich Miranda,

ingeniero civil, Guayaquil