El Gobierno confunde. ¿Qué es lo que se propone, con la economía? Lo que dicen los ministros de Economía y Producción va por un lado, y lo que dice el ministro del Trabajo, en sentido contrario.

Se supone que uno de los ejes de la acción oficial es mejorar la competitividad. Para eso se requiere abaratar el país. Aguas Verdes, en el sur, e Ipiales, en el norte, son magnetos para los consumidores nacionales, por los menores precios. Los arroceros se quejan del contrabando del Perú. El arroz peruano entra porque sus costos de producción son más bajos.

Ecuador necesita dinamizar su economía por el lado de las exportaciones, pero los costos de producción lo impiden. La excepción son los productos pesqueros (camarón incluido), que crecen 9% en lo que va del año. El resto de exportaciones crece solo 2%, similar a la inflación internacional.

Uno de los factores de mayor incidencia en los altos costos es el salarial. El salario básico del Ecuador es el más alto de América Latina, por hora trabajada (los otros países tienen semanas laborales de 44 o 48 horas). El ministro del Trabajo propone un alza de $ 40 o $ 50, o sea, de 10% o más, similar a las alzas que dispuso Rafael Correa hasta 2014, práctica que abandonó cuando cayó el precio del petróleo.

Con 0,3% de inflación no tiene sentido ordenar un alza de 10% en los salarios. Es inmanejable. Un alza tan pronunciada beneficiará a quienes puedan conservar sus puestos de trabajo, pero asegura más desempleo y golpeará a las exportaciones.

Pónganse de acuerdo: ¿abaratan o encarecen la producción? Para superar el efecto adverso a la competitividad, el ministro del Trabajo propone compensar a las empresas con un certificado por el monto en que crece el rol de pagos, aplicable al pago de la planilla eléctrica. Este sería un nuevo subsidio, justo cuando las autoridades económicas están planteando reducirlos. Pónganse de acuerdo: ¿aumentan o reducen subsidios?

Entre aumento de salarios en el sector público y de subsidios al sector privado aumentaría la carga fiscal y con ello las necesidades de crédito externo. Habría que emitir bonos para subsidiar el rol de pagos de las empresas privadas.

Pónganse de acuerdo: ¿aumentan o reducen el déficit fiscal?

Para muchísimas empresas, el aumento en el rol de pagos sería mayor a su consumo eléctrico; la compensación no les llegaría.

¿Podrían las empresas confiarse en que se les entregará el certificado de subsidio, cuando antes los gobiernos ofrecieron la devolución de impuestos a las exportaciones y no cumplieron?

Una de las justificaciones del alza sería dinamizar la economía vía más consumo. Pero el consumo de hogares tiene un gran componente importado, sean productos terminados o insumos para la producción nacional. Mayor demanda de consumo significaría aumento de las importaciones y salida de divisas. Desde este ángulo, el aumento del endeudamiento externo sería para poder pagar por las importaciones.

En fin, ¿entramos en un ajuste o revertimos al populismo de la última década?

Es necesario que el presidente tome una decisión sobre el rumbo que va a tomar. No puede prolongar la incertidumbre.