Ciertos políticos se burlan de los ecuatorianos por sus robos, mentiras, compras de títulos, negociados, nepotismo –meten a trabajar en instituciones públicas, con sueldazos a sus familias– y otros delitos.

El poder termina. Cuando mueran van a ser juzgados por Dios. Se ríen, si van presos se hospedan unos meses en un cuarto bien acondicionado de la cárcel, separados de delincuentes pobres. Entran a la cárcel con calvicie y arrugas, en pocos meses tienen mucho pelo, cero canas, caras templadas. Han de salir a buenas clínicas de cirugía plástica, ¿o en la celda pueden hacerse “milagros” estéticos? (O)

Pablo Ortega,

Quito