Para seleccionar a las personas que acompañen la gestión de un gobierno se debe ser muy minucioso y guardar todos los cuidados para evitar que posteriormente las acciones de los seleccionados afecten la imagen de quien gobierna.

Para el servicio público, la Presidencia, la Vicepresidencia, la Asamblea Nacional..., es necesario que se seleccionen personas capacitadas para esas labores, pero fundamentalmente que tengan rectitud, moral e integridad. Los hechos suscitados actualmente en Ecuador y otros países evidencian o que ya no existen personas con las cualidades requeridas (lo cual francamente dudo), o que se escoge a los candidatos o colaboradores por razones distintas a las requeridas en el accionar político. Quien selecciona a los candidatos a cualquier dignidad para que sean electos por el pueblo, o quien selecciona a sus colaboradores (cuando no son de elección popular), tienen una responsabilidad enorme frente a los resultados de la gestión de los escogidos. Los resultados no se refieren exclusivamente a la concreción de obras o a gestiones exitosas o no; no, se refiere también a la imagen de moral y ética que se tenga de la actuación de las personas. Tenemos ejemplos desastrosos de selección de personas que no son las más adecuadas: en Venezuela, por ejemplo, el haber escogido al señor Maduro como su sucesor, el expresidente Chávez dejó claro que el futuro de Venezuela le importaba un rábano, por tanto considero que la gran responsabilidad de la debacle que vive Venezuela la tuvo Hugo Chávez, aunque ya esté muerto. En nuestro país, la serie de escándalos que rodean a algunos asambleístas pone en evidencia la poca calidad moral, carencia de ética y ninguna integridad de los infractores. Hasta este momento la gran mayoría de los implicados en los escándalos vienen del correísmo, la pregunta es ¿quién los escogió? Se entiende por la estructura vertical que tuvo el movimiento (partido) en los tiempos de Rafael Correa, que de alguna manera él haya estado involucrado en la selección de los candidatos, y habría en él una responsabilidad al menos compartida de habernos endilgado un grupo entre el cual se incluyó a personas que no tenían las características adecuadas. El socialismo del siglo XXI ha demostrado en Venezuela y Ecuador su poco interés por los países en los que actúa; la selección de candidatos y colaboradores en esta tendencia ha estado motivada por otros intereses que no tienen que ver con el bienestar de los países en los que ha operado.(O)

José Manuel Jalil, ingeniero químico, Quito