La cantidad de novelería, cuentos, series, historias con o sin razón, con las que a diario nos desayunamos los ecuatorianos, y que nos mantienen “distraídos” de los verdaderos problemas del país podría liquidar al cable, satélite y a cualquier medio de entretenimiento existente.

El más claro ejemplo de lo que digo es la impotencia de las instituciones de tránsito para frenar verdaderas masacres (accidentes) que se producen a diario en las carreteras del país. No hay reacción, vivimos una emergencia nacional, no creo que haya indiferencia, pero sí indolencia. No hay reacción. Los principales implicados en los accidentes, encima, protestan porque las leyes se endurecen, porque para ellos todo está bien. Son casos aislados, dicen. Las estadísticas de las instituciones implicadas en el tema hablan de cientos de miles de siniestros graves. Es necesario tratar esto como una verdadera catástrofe: la eliminación de los requisitos para ser un chofer profesional; las exigencias de los choferes con licencia sportman; las vías con pésima señalética; la falta de una policía de caminos con el fin de dar reportes constantes de las rutas de los buses; la falta de incrementar los controles en las carreteras cada 20 kilómetros; la falta de obligar que el transporte de pasajeros cumpla la velocidad máxima de 80 kilómetros por hora; la falta de registros en las terminales terrestres a pasajeros; la falta de buses con dos choferes profesionales; la falta de la detección permanente de la velocidad, obligar a bajar la velocidad a 90 kilómetros en carros particulares; a 75 en transportes pesado; la falta de eliminación de obstáculos visuales en las vías que son causa de distracción (letreros gigantes, etcétera); la falta del botón de pánico en los buses para cualquier usuario que detecte distracción del chofer. Medidas urgentes deben tomar las autoridades.

Existe una ciudad que cree que automatizando todo y cobrando multas tiene solucionado los problemas. Parece que no vivieran en Ecuador. Eso funciona en países con gente respetuosa de las leyes, con gente educada, gente que respeta al prójimo y a sí mismo. Buses circulan por todos los carriles de una calle, cogen y dejan pasajeros en todas las intersecciones, no respetan velocidades, contaminan, y nadie dice nada... La movilidad del tráfico se ha colapsado, por decisiones equivocadas.(O)

Jaime Oswaldo Toro García, arquitecto, Guayaquil