Su cerebro está diseñado para prestar atención a las malas noticias. Desde fútbol hasta economía –incluyendo cambio climático, religión, entretenimiento, política o asuntos comerciales– la perspectiva desfavorable, llamativa, escandalosa, siempre prevalece.

Los psicólogos lo llaman “sesgo de negatividad”. Es una programación adaptativa. Responder a las amenazas es urgente; ignorar las oportunidades es lamentable, pero no mortal. Darle más valor a lo malo (que a lo bueno) nos ha permitido sobrevivir.

El problema es que –hoy– este sesgo amenaza la productividad, la institucionalidad política y el bienestar de cada uno.

Un estudio de Shawn Achor, Michelle Gielan y Arianna Huffington descubrió que tres minutos de malas noticias en la mañana pueden arruinarle todo el día. Y otro estudio determinó que también afectan negativamente el desempeño laboral y la productividad. Además, las noticias empiezan a ser más sombrías desde los años 70. Lo dice un estudio de Kalev Leetaru.

Más aún, hay una línea muy fina entre estar informado y estar abrumado por el exceso de hechos, versiones y opiniones. La sobrecarga informativa –o epidemia de infobesidad– genera fatiga, pérdida de memoria, ADT (déficit de atención), baja productividad, pérdida de confianza, desórdenes del sueño y mala toma de decisiones.

Pero usted quiere estar bien informado. ¿Cómo sobrellevar esta adicción a las noticias negativas que le afectan? ¿Cómo leer noticias y mantenerse positivo?

Es más, ¿cómo resolver la heurística de disponibilidad que le dice que cuanto más conozca de un suceso, más frecuente y probable le parecerá? ¿Cómo ser más objetivo en sus decisiones?

Comparto tres ideas.

1. Apagar las alertas de sus dispositivos genera tranquilidad.

Por default las notificaciones de noticias presentan contenido negativo. Y no paran de llegar. Además, si algo malo sucede y usted debe enterarse… se va a enterar.

2. Leer el periódico impreso para estar informado es mejor que navegar por su timeline de Facebook.

Lo dice Nir Eyal, autor de Hooked y especialista en comportamiento de consumo. ¿Por qué? Las noticias en un periódico son curadas por un editor especialista que considera interés, impacto, proximidad y espacio. En las redes sociales las noticias compiten por su atención; y la permanencia de un hecho es cada vez más limitado en el espacio-tiempo virtual.

3. Dosificar la frecuencia de ver o leer noticias es más sano que estar sobreexpuesto a cientos de hechos, “fake news” y opiniones.

O como sostiene el futurólogo Richard Watson, practique la “ignorancia selectiva”.

Finalmente, si decide hacer una dieta noticiosa, entonces coincidirá con el novelista y empresario suizo Rolf Dobelli: “…las noticias son para nuestra mente lo que el azúcar es para el cuerpo”. (O)