Han cerrado consulados en Guayaquil y existe queja por estas acciones, de gobiernos amigos, aduciendo problemas financieros de sus Estados. El Ecuador también tiene problemas financieros. La pregunta que hago no es ¿cuántas representaciones diplomáticas hemos cerrado, sino cuántas tenemos?

¿Cómo se mide la importancia de una sede diplomática y cómo cumplen sus cometidos? Con la tecnología podrían implementar las entrevistas digitales entre una embajada o un consulado y un usuario en otra ciudad, no siendo necesario tener muchas oficinas. Los medios del país deben publicar todas las representaciones diplomáticas que tenemos en el exterior por cada ciudad, los gastos que cada una representa, el número y nombres de personas que las componen, sueldos...; a la final nos llegamos a enterar de que hemos cambiado de ciertas “momias cocteleras” a “parientes cocteleros”.(O)

David E. Ricaurte Vélez, ingeniero mecánico, Daule