La más grande universidad en América Latina, la San Gregorio Magno, nació desde el Colegio Máximo de los Jesuitas en Quito, así como la mejor dotada biblioteca de América del Sur. Desde allí se gestó la primera imprenta para Ecuador; el primer microscopio; el primer mapa cartográfico; se apoyó a la misión geodésica; nació el primer observatorio; sería luego la más grande Universidad del Ecuador, la Central, ahora con más de 60 mil estudiantes; así como la primera farmacia.

Allí, en el Salón de Grados de la Universidad San Gregorio, el mariscal Antonio José de Sucre firmó la separación de la Gran Colombia que conformáramos con Panamá, Venezuela y Colombia. Como se lee en la inscripción de la Catedral, Quito es cuna de la cristiandad para América Latina. Basta apreciar 21 templos en el mejor conservado centro histórico de América del Sur y primer patrimonio cultural de la humanidad, en sus 200 manzanas. ¿Sería porque desde acá, mitad del mundo, debía irradiarse la fe? Ojalá podamos ser testigos de cómo laicos y aspirantes a novicios continúan contribuyendo al crecimiento de una obra que nació como misión evangelizadora (6.000 nativos ya estaban escuchando sermón en 1586, a los pocos días de estos haber llegado los primeros jesuitas que ya hablaban kichwa). Una labor educadora que aún continúa con Irfeyal (31 mil estudiantes) y a través de otras instituciones como el Centro del Muchacho Trabajador (CMT) que alienta a las familias y los pequeños que hacen allí oficios, que requieren normatividad y políticas públicas adecuadas para continuar operando.

¿Nos hemos enterado que ha cerrado las puertas desde hace un año (2017) el CMT situado en la calle Marín? Ojalá la iglesia de la Compañía de Jesús pueda contar, frente a tanta historia de desgracias por fenómenos naturales o antrópicos, con un sistema adecuado contraincendios (que ya la afectó en 1996), y de mantenimiento de estructuras como la balaustrada de la cúpula. Los ecuatorianos debemos cuidar el que es considerado templo jesuítico barroco más importante del mundo, construido en honor a san Ignacio de Loyola.(O)

Diego Valdivieso Anda, economista, Quito