Un inicio accidentado tuvo el Consejo Nacional Electoral (CNE) en su primera sesión, el mismo día que había sido posesionado por la Asamblea Nacional. El martes, dos de los cinco vocales –Luis Verdesoto y Esthela Acero– se retiraron y no participaron de la elección de las autoridades; los tres restantes realizaron la votación y designaron a Diana Atamaint y Enrique Pita como presidenta y vicepresidente del CNE. “Hemos cumplido con la ley y la legitimidad”, declaró Atamaint.

Al día siguiente, Verdesoto y Acero explicaron en rueda de prensa los motivos de la discrepancia; dijeron que existían acuerdos previos y no había información para convocar a las elecciones seccionales y del Consejo de Participación Ciudadana. Sin embargo, Verdesoto aseguró que se trató de una “diferencia normal en democracia”.

Es saludable que los partidos políticos hayan vuelto a tener representatividad en el CNE y son bienvenidas las discrepancias en tanto sean un ejercicio democrático que vele por el debe ser. Ahora más que antes el país necesita tener la seguridad de que los procesos electorales son conducidos con transparencia. Para ello, todos los partidos y movimientos políticos deben abonar con propuestas y soluciones. (O)