En 2017, Reino Unido en consulta popular tomó una decisión sorprendente: ¡salir de la Unión Europea! ¿Por qué? Varias explicaciones:

-Bajo la crisis mundial del 2008, la gente estaba desencantada de la globalización.

-Los flujos migratorios hacia Europa se consideraban una de las razones de la crisis y el malestar social.

-La impresión (parte real, parte ficticia) de que Reino Unido aportaba mucho y recibía poco de la UE, con una burocracia asfixiante.

-Se manifestaron fracturas internas de la sociedad británica: entre las provincias más atrasadas y grandes ciudades, trabajadores frente a la élite metropolitana, mayores frente a jóvenes… que ahora sienten afectado su futuro con el brexit.

La salida formal sería el 29 de marzo de 2019. Mientras tanto avanzan las negociaciones para un proceso razonable que se pueda cerrar a finales de 2020 con una transición en la cual los británicos participarían aún en varios temas europeos. Pero hay también la posibilidad de que no se llegue a un entendimiento y en marzo se termine el acuerdo de un día para otro. Sería un golpe muy malo. Pero es posible, porque hay muchos temas en discusión y uno se relaciona con las dos Irlandas. La del Norte es parte del Reino Unido y debería salir de la Unión Europea, mientras la del Sur se mantendría, lo cual significa instalar una frontera económica entre las dos. Pero hasta los que más apoyan el brexit lo descartan: entre las dos Irlandas debe haber libertad de movimiento. ¡Pero es imposible porque “habría un hueco” entre Irlandas con el cual Reino Unido se mantendría dentro de la comunidad!

Ha surgido un nuevo factor: un grupo importante apoya un nuevo referéndum. El argumento es que muchos han aceptado su error, y en democracia debe haber mecanismos para revisarlos. Como alguien decía jocosamente: “es como si la familia decide invitar a las 2 tías mayores al único cine del pueblo, pero cuando llegan la película es demasiado impactante, entonces hay dos opciones: o se mantiene inamovible la decisión, o se vuelve a votar para invitarles a otra cosa”.

El brexit tiene pros y contras, con el enorme pro del mercado libre con un grupo de países de avanzado nivel económico. Es cierto que otros partidarios del libre comercio dicen que Inglaterra podría así más libremente negociar acuerdos de comercio con el resto del mundo, e incluso con la propia UE. Es cierto también que desde Bruselas llegan cantidad de regulaciones absurdas. Es cierto que la migración más allá de lo humanitario, se ha convertido en un tema social muy complejo… pero con todo, ¡parece que el Reino Unido sale perdiendo mucho con el brexit! De hecho ya hay un fuerte movimiento de empresas que salen para instalarse en Irlanda o Fráncfort.

Personalmente no me extraña este nuevo referéndum. Cuando se dio el brexit, siempre pensé (creo haberlo dicho aquí) que para temas muy complejos debería siempre haber un nuevo referéndum pasado un cierto tiempo de reflexión (uno, dos años). Pero realizar este nuevo referéndum es muy complejo políticamente y en plazos.

¡Parece que Reino Unido escogió realmente el mal camino! (O)