Se percibe mucho ruido y poca efectividad en la lucha contra la corrupción. La reunión del presidente con las máximas autoridades del Estado para hablar de la lucha contra la corrupción, tras la fuga de Fernando Alvarado, anunciar destituciones y disponer denuncias e investigaciones para los sospechosos de complicidad, resulta insuficiente. Cambiaría esta percepción de lograrse repatriar al prófugo.

Hasta ahora, pese a la estrategia de ‘cooperación efectiva’, no se ha logrado desenmarañar la corrupción que birló decenas de miles de millones de dólares. Brasil y Argentina han dado muestras de mayor eficiencia. Acá, el Gobierno exhorta a las autoridades de la administración de Justicia para que emitan la prohibición de salida del país a quienes tienen procesos de investigación por delitos en el manejo de fondos públicos.

Al exvicepresidente Jorge Glas –a quien aún no se le inicia juicio por otros delitos como lo recomendó el juez que lo sentenció por asociación ilícita– se lo traslada de prisión y este se declara en huelga de hambre. Se corrobora así que subsisten cárceles de diferente nivel para los que tienen privilegios.

Mientras, en la Asamblea, el partido dominante no da muestras de conversión. Desacreditada por desentenderse de fiscalizar y sancionar actos indebidos, tiene entre manos los casos bochornosos que involucran a Norma Vallejo y Sofía Espín.

Con la proximidad de las elecciones seccionales del 2019 y las elecciones generales del 2021, los votantes deberán tratar de elegir mejor, para evitar que se perpetúe la corrupción. (O)