La ley del talión lamentablemente ha vuelto a reeditarse en nuestra patria ante tanta injusticia que ha obligado a los honrados vivir tras las rejas, a los honestos ser considerados unos coj..., y a todos los ecuatorianos vivir con miedo de ser asaltados, estafados, violados, drogados, golpeados, heridos, amenazados o asesinados.

Ladrones con múltiples arrestos y libres para volver a cometer sus fechorías, políticos corruptos vitoreados como seres ejemplares, gente poderosa económicamente hablando o contactada con autoridades que se burlan de la ley, son las causas por las que el pueblo se ha tomado la justicia en las manos; con el peligro cierto de dar un castigo no proporcionado al delito cometido, por delincuentes aprehendidos. Y es que la masa no mide consecuencias, actúa buscando justicia al no encontrarla en los estamentos creados para tal efecto.

Los verdaderos responsables de ese hecho son autoridades que promulgaron leyes pro delincuenciales; algunos psicólogos y líderes políticos que han metido sus narices para promover “pensamientos progresistas”; un lamentable sistema educativo que fomenta la vagancia y merma el conocimiento de las ciencias y la práctica de valores. Señores, el libro de los libros enseña una gran verdad: “Haz llorar a tu hijo cuando es pequeño, sino él te hará llorar cuando sea grande”. Los verdaderos culpables de ese linchamiento son ciertos policías y militares que amparados en el uniforme y con el conocimiento del uso de las armas delinquen o sueltan a los pillos unas cuadras adelante luego de recibir la coima. Los verdaderos culpables son algunos jueces y fiscales temerosos o confabulados para bendecir lo actuado por toda esa lacra de la delincuencia. Ahora han sido unas personas acusadas de cometer un aparente delito menor, las ejecutadas; cuidado la ley del talión se desborda. La solución no está en buscar chivos expiatorios entre esa población enardecida, eso sería echar más leña al fuego. La solución es demostrarnos a todos los ecuatorianos que la justicia se reinaugura y que los delincuentes de todas las categorías van a la cárcel común a expiar sus delitos. Nada de cárcel domiciliaria, cárcel con lujos, disminución de penas, ¡nada de eso! A los políticos corruptos la pena máxima que deben purgarla en la cárcel común, que devuelvan lo robado y una multa similar al valor sustraído. ¡Qué derechos humanos de ellos! ¿Y los derechos de los asaltados, robados, niños y mujeres violados y descuartizados, mujeres obligadas a prostituirse, viudas porque les asesinaron a sus maridos, padres que les matan a sus hijos, ciudadanos honestos a los que les roban sus salarios; y de los derechos del país al que le roban a diario millones perjudicando a los ciudadanos? Mi condición de médico me ha permitido ver atrocidades que causan criminales, delincuentes en sus víctimas. Bajo ningún concepto estoy de acuerdo con el proceder en Posorja, simplemente lo comprendo y no quisiera que esa conducta prolifere, parte de la solución es inaugurar la verdadera justicia en Ecuador.(O)

Fernando Manzo Flores, doctor en Medicina, Daule