El ser humano siempre anidará en su alma la bondad y la maldad, porque es un ser imperfecto a quien Dios le ha dado la oportunidad de escoger entre el bien y el mal por medio de la voz de la conciencia, y se lo puede constatar desde la época de Caín y Abel. Más, en casos de hechos lamentables por causa de herencias familiares, se tienen que prevenir disputas y consecuencias funestas, siendo precavidos, ordenados y responsables en la documentación legal (escrituras, testamentos...) para que los herederos no tengan inconvenientes. Cuando nos sorprende la muerte y nos encuentra sin haber hecho una distribución de nuestros bienes, a pesar de que existen leyes que se pueden aplicar; se puede evitar reclamos dando educación embriagada de valores morales y espirituales a nuestros descendientes, en la que primen la solidaridad, el humanismo, el respeto y la hermandad, para que actúen correctamente de acuerdo a las leyes terrenales y a la Ley Divina de Dios.(O)
José Ortoneda,
Bahía de Caráquez, Manabí

Los hermanos siendo pequeños se aman, pueden pelear pero se les pasa. Crecen, son unidos, pero tienen más tiempo para los amigos, las parejas, los trabajos, los planes. Los padres mueren, viene la división, las peleas por la herencia. Los hermanos también pelean no solo por fortunas grandes, millones, mansiones, sino por la vivienda descuidada de sus padres, el carro usado, la máquina vieja. Cuando los padres no tienen preferencias por uno o dos hijos, sino que aman a todos, reprenden a todos, aconsejan bien a todos, escuchan a todos, dan buenos ejemplos, y lo importante, educan a todos con valores cristianos de la Biblia; los hijos no serán hombres y mujeres estresados, ambiciosos por muchos títulos, poder, fama, éxito, plata, ropa “de marca”, belleza, viajes, comprar la última tecnología, dominar el mundo; no sentirán por dentro que les falta “algo”. Esos hijos no conocieron la sabiduría que da Dios, no les enseñaron la Biblia. No todo es solo dar a los hijos cultura, y cosas materiales: tierras, joyas, plata, etcétera.(O)
Renato Ortega,
Quito

Las disputas familiares por herencias son difíciles. Hay bienes que no los dejan repartidos en partes iguales, una casa que los padres dan a todos sus hijos, puede ser que uno la quiera vender y los otros no. Lo mejor es dejar bienes divididos, o una cosa a cada persona.(O)
Juliana Drouet,
avenida Samborondón