Mi Guayaquil de ayer y mi Guayaquil de hoy, hay enorme diferencias. Ayer fuiste dominada por corona extranjera, hoy eres una dama airosa, trabajadora, investigadora; dejaste de ser niña y creciste con carácter pujante, y no te quedaste allí, seguiste caminando, dejando atrás las turbulencias y no fueron trabas, obstáculos, para levantar con fuerza el pecho y tu altivez, superación. La Perla preciosa, codiciada por su riqueza, nunca se quedará atada, tiene la fuerza e inteligencia de un pueblo con cuerpo, alma, espíritu, sabiduría; han transcurrido 198 años de su independencia, el 9 de Octubre de 1820.

Qué inteligentes, sabios, valientes sus mujeres y hombres, y también provincianos que hicieron y hacen que mi linda Guayaquil siga siendo la Perla que brilla con luz propia; que creció al margen del río Guayas y saboreando las brisas del estero Salado. Los 198 años de independencia han dado a la ciudad y al país familias respetuosas, trabajadoras.

¡Viva Guayaquil por siempre! Elevamos nuestra bandera celeste y blanco al cielo, diciéndole a nuestro Dios que nos cubra con sus manos divinas.

Heriberta Marlene Vergara de Abad, profesora, Guayaquil (O)