Octubre es para los guayaquileños el mes más encumbrado en su historia, por consiguiente no es posible callar el civismo ya que su luz es la antorcha de libertad que nunca quedará en el olvido la independencia de la ciudad de Guayaquil, el 9 de Octubre de 1820.

Todo en la vida tiene su época y cada quien debe ser artífice del momento que vive. Para Ecuador y algunos países de América, la tan ansiada libertad ha sabido mantenerse, aunque existen ciertos tentáculos o yugos que parecen imposible de detener: corrupción, delincuencia, drogadicción, narcotráfico, sicariato, pedofilia y todos los etcéteras que podamos imaginar. Son grandes males que los países debemos erradicar, dado que han crecido a pasos agigantados.

Guayaquil necesita renacer con mujeres y hombres de la talla de Olmedo, Isabelita Morlás, Antepara, Villamil, Lavayen, Vivero, Nájera, Elizalde, Ximena, Garaycoa y de muchos más que dieron ejemplo de decisión, lucha, sacrificio, entrega total, verdadero patriotismo que tan venido a menos está en este siglo XXI. Necesitamos gente de probidad absoluta que ponga en práctica la honestidad, la educación, trabaje con denuedo por la comunidad y desligada de intereses personales, para lograr los cambios fundamentales que el país necesita.

En octubre del 2020 se cumplirán 200 años de la gran hazaña libertadora, ¿qué estamos haciendo por Guayaquil y la patria para celebrar la Aurora Gloriosa con verdadero júbilo? Hago un llamado a la reflexión para juntos poner manos a la obra.(O)

Flavio Zúñiga Alarcón,

Guayaquil