Estoy de acuerdo que se pretenda poner orden en el tráfico vehicular y peatonal en la ciudad, pero todo tiene su límite y no hay que caer en excesos, peor, abusos.
Guayaquil no fue concebida a la perfección desde sus inicios, y sus construcciones fueron efectuadas antiguamente sin pensar en el peatón. Se puede observar en toda la ciudad aceras anchas en algunas partes, estrechas en otras, unas que tienen rampas para salida de carros, rejas salidas, postes eléctricos con fierros semienterrados, etcétera, por mencionar pocos de los muchos obstáculos con los que el peatón se encuentra en una acera. Eso es algo que no se puede remediar con solo una ordenanza de la ATM. Se tendría que reconstruir Guayaquil.
Pretender que un carro no tope ni un centímetro de la acera mientras está estacionado en un local comercial de la urbe, es como pretender ver volar a un burro. Especialmente hoy que el tamaño de muchos carros que circulan por la ciudad son exageradamente largos. En la avenida San Jorge, alrededores del parque de la Kennedy, las aceras son antiguas, igual que las edificaciones, no son ergonómicas, son algo estrechas. ¿Cómo va a entrar un vehículo 4x4 en un parqueadero de esa vecindad, sin que en algo invada la acera? Con la normativa de que no se puede descargar mercadería en esta área de la calle San Jorge ya han causado bastante perjuicio a los comercios de los alrededores. Me gustaría saber la opinión de funcionarios municipales cuando les toque lidiar con esta situación a nivel personal.(O)
Nelly Lozada García,
Guayaquil