Los principales aliados de los depredadores sexuales son el encubrimiento y la impunidad, por ello hay que ponderar los procesos que conducen a sancionarlos. Un día antes de que la investigación cumpla un año y venciera la prisión preventiva, cuatro profesores del colegio réplica Aguirre Abad fueron sentenciados: 29 años y 4 meses de prisión les fueron impuestos a Brian M. y Egry M. por el delito de violación a cuatro estudiantes de entre 5 y 8 años. Los profesores Neil B. y Máximo M. fueron sentenciados a 17 años por tortura.

En Cuenca, las víctimas de abuso sexual del sacerdote César Cordero Moscoso obtuvieron un primer resultado favorable: el Vaticano lo retiró del sacerdocio que ejerció desde 1953. Aún hay cómplices que conocían de los abusos y callaron.

El delito de abuso sexual contra menores no debería prescribir. Hasta que eso se revise, la sociedad debe reflexionar acerca de que avergonzarse por ser víctima y no denunciar a los abusadores beneficia a esos delincuentes que por lo general gozan de ‘confianza’ o ejercen una relación de poder que los ampara; la manera de luchar contra ellos es denunciarlos y lograr que sean expuestos y sentenciados. (O)