Con profunda tristeza y desilusión, los que somos víctimas de cierto sistema de administración de justicia corrupto que requiere a gritos evaluación inmediata de ciertos jueces y servidores judiciales en todas sus esferas y jerarquías, hemos visto cómo la provocación y el escándalo sin causa, desatados por aquellos a los que solo les interesó alargar la evaluación y mantener el statu quo actual, con la esperanza de que las cosas se mantengan igual y se vayan desvaneciendo aires de cambio; dieron lugar a que el Consejo de la Judicatura transitorio fuera perdiendo fuerza hasta que prácticamente se lo ha dejado sin competencias.

Entendía yo como ciudadana que he seguido de cerca y con optimismo este intento de proceso de cambio, que era la depuración de un sistema lleno de corrupción, donde por supuesto que existen jueces y servidores probos, capaces y de gran solvencia moral, pero lamentablemente son una minoría excepcional.

Ecuador no puede seguir esperando mucho por este cambio. Un país sin justicia, es un país sin democracia, sin legitimidad y sin garantías.

Exigimos que se inicien las evaluaciones, que sean públicas y con oportunidad de que la ciudadanía y los abogados seamos escuchados; pues no hacerlo es seguir haciéndole el juego a un sistema donde la corrupción se institucionalizó, es ser cómplices de la impunidad, es seguir permitiendo cosas absurdas como que por ejemplo levanten prohibiciones de salida a deudores de alimentos con liquidaciones determinadas, y lo hagan con la orden de exigir en sus providencias que se oficie a Migración esta disposición, tirando por el traste el derecho constitucional de toda persona a recurrir de las decisiones judiciales. Apuro que la debilidad de ese tipo de resoluciones debe provocar. De no existir una evaluación adecuada, ¿cuánto tendremos que esperar para que respeten nuestros derechos?, ¿por cuánto tiempo más los abogados que nos quejamos cuando estas cosas suceden, seguiremos siendo amenazados con multas por exigir justicia?, una justicia que está agonizando y no puede esperar más.(O)

Patricia Emiliana Solano Hidalgo, abogada, Guayaquil