Para inventar, Benjamin Franklin pasaba sus mañanas desnudo. Para escribir, Charles Bukowski decía que debía dormir con muchas mujeres, beber cerveza y encerrarse hasta enloquecer. Para crear, Dickens, Voltaire o Mozart eran disciplinados y obsesivos. 

Proust fomentaba su creatividad desayunando opio y croissants; Nabokov cubría de pequeños papeles las paredes de su casa. Fleming descubrió la penicilina por accidente.

Nicolás propuso una alianza entre agencias, medios y anunciantes para retomar el control del negocio de la comunicación en Ecuador (frente al duopolio). Porque Juan confirmó que estaba gestando la tormenta perfecta en el negocio.

Fergus dejó Facebook y la creatividad para construir su casa, con sus propias manos, y guiado por videos de YouTube. Roberto reforzó la creencia de que los millennials y centennials son dos mundos diferentes. Que hay mucho talento en los jóvenes –y que yo debiera ser un youtuber para que mis hijos menores me escuchen–.

Mariam confirmó que la comunicación y la creatividad son herramientas poderosas para el cambio social y cultural; donde la estrategia no solo es inteligente sino intencional y medible. Gustavo y Eduardo recordaron que también son herramientas para cuidar el planeta.
 

Pablo dijo que la creatividad eficiente, como el agua al coco, viene de las raíces. Humberto dijo que el futuro no existe –como creen budistas y judeocristianos– y habló de la importancia de apoyar causas suprahumanas.

Y si bien Julia confirmó que todos mentimos –todos mentimos por naturaleza humana–, Pernille enfatizó en la importancia del contenido para las marcas. Laura profundizó aún más y habló del contenido personalizado –porque el contenido personalizado es la nueva forma de exponer a los usuarios (como usted) a internet; e Infosys sostiene que 86% de los compradores dicen que la personalización es factor clave de compra–.

Juan propuso pensar las marcas, sin importar su madurez, como start-ups. Y constantemente vencer el miedo e innovar. Porque las marcas no son más una promesa, son una interfaz.

Contenidos, creatividad y experiencia. Esas tres palabras –literales o sinónimos– pueden resumir los do s días de extraordinarias charlas en el marco de #LionsEdit2018.

Y si bien la inspiración puede venir de cualquier lugar –de un grupo o una persona–, lo realmente importante es que el consumidor pueda vivir una experiencia. Que la experiencia sea legítima, auténtica, creativa. Que la experiencia sea parte del contenido de la marca.

Porque queda clarísima una lección: somos humanos, después de todo. (O)