sobre nuestro entorno económico actual.

Debemos buscar eficiencia fiscal: eliminar conjuntamente gastos, costos o impuestos malos. Ejemplo, si se elimina el subsidio a los combustibles (con focalización socialmente necesaria) que es un subsidio malo (genera mal uso de recursos, contrabando, corrupción, etcétera), son alrededor de USD1.000 millones y  hay dos opciones para utilizar esos fondos. Una, apoyar al financiamiento del elevado e improductivo gasto que aún tenemos. Otra, ayudar a financiar la eliminación de otras cargas negativas, como puede ser el ISD (1.000 millones), o disminuir el alto costo de la electricidad en alrededor de 500 millones  (es sorprendente porque supuestamente para eso tenemos centrales hidroeléctricas. Pero claro, ¡fueron tan caras y tan mal financiadas!), o eliminar (mejorar) los 400 millones del actual anticipo de impuesto a la renta calculado sobre bases insensatas, etcétera… Lo segundo es evidentemente mejor que lo primero.

Sobre el gasto hay que aclarar algo importante: no es que en esencia el gasto corriente es malo y el de inversión bueno. Cualquiera es bueno, si aporta productividad económica, social o institucional. Pero en la práctica a los gobiernos les resulta más fácil recortar el gasto de inversión que el corriente, porque tiene menor impacto político y puede más fácilmente ser reemplazado por inversiones privadas. Pero el recorte no debe darse por ventajas políticas, sino en base a qué es útil y productivo, y además que se pueda financiar razonablemente, es decir, sin tener que cobrar impuestos excesivos  o endeudarse demasiado (igual que personalmente, uno no hace todos lo que quisiera, sino lo útil y que se puede financiar razonablemente).

Partiendo de los ajustes que debe hacer la economía luego de 10 años de despilfarro y excesos, algunos plantean que esto es demasiado complicado en dolarización y que un sistema de moneda propia ayudaría en el tránsito. No caigamos en este planteamiento, no porque no haya que examinar todas las opciones en una sociedad, sino porque solo lograríamos volver a caer en los excesos de devaluación e inflación del pasado. En Ecuador seguimos siendo profundamente indisciplinados (los 10 últimos años lo demostramos) y con muy poca capacidad de crear instituciones sólidas e independientes. La dolarización nos aporta eso que no tenemos y no vamos a construir: una institución monetaria sólida como el dólar. Esa es nuestra ruta razonable, no perfecta, pero mucho mejor que cualquier otra alternativa.

Problema importante: aunque vayamos ajustando tamaño y déficit del Gobierno, aún requerimos de préstamos para cubrir ese déficit y vencimientos de deuda anteriores. Y el entorno para ese financiamiento es complejo: incertidumbre internacional, problemas en mercados emergentes como Turquía o Argentina, subida de intereses en EE.UU., dudas sobre la viabilidad de pagos del país. Por ende necesitamos generar confianza, para que esos recursos sí fluyan en estos próximos años (en cantidades ojalá decrecientes). Es clave mantener y acelerar una línea de reformas que sí se han dado desde hace 16 meses, profundizar el ajuste fiscal, comprender colectivamente el legado grave y penoso que dejó la RC, plantear y vender con claridad el horizonte de a dónde vamos …Horizonte y comprensión generan esperanza…(O)