En un mundo en el que vamos muy enfocados en los resultados inmediatos y el retorno económico, ha sido más valorado lo práctico que el pensamiento enfocado a mirar la realidad con profundidad y calma. En una sociedad que le ha dado más preponderancia a las ciencias y a las tecnologías de la información, se ha venido a menos reflexionar sobre los temas fundamentales de nuestra existencia.

Algunos autores han definido filosofar como el intento de pensar por uno mismo para dar res puesta a través de la razón a una variedad de interrogantes, como por ejemplo la existencia, el conocimiento, la felicidad, el éxito, entre otros. Y también como el saber aplicado a mirar la realidad más allá de las apariencias para transportarnos al mundo de la verdad.

Filosofar más en los negocios nos lleva a aprovechar los desequilibrios del mercado, las tecnologías y los clientes para crear nuevas soluciones; filosofar más en la vida laboral nos conduce a entender y adaptarnos al ambiente multicultural y de cambios muy bruscos, conectarnos con otros seres humanos y otros saberes, tratar con empatía a otros seres humanos y ser sensibles a sus emociones. Y filosofar más en nuestras vidas nos ayuda a comprender los tiempos que vivimos y a encontrar respuestas a los desafíos, a los conflictos y dilemas que se nos presentan diariamente.

Si vemos a lo largo de la historia, las personas que han impactado el mundo (desde religiosos hasta empresarios) tienen un común denominador: tomarse un tiempo para filosofar.

La filosofía se nutre de varias formas de pensamiento: crítico, entendido como la reflexión y cuestionamiento del ser humano sobre sí mismo, sus pensamientos, la vida y de la sociedad en la que vive; la pregunta clave es ¿por qué?; creativo, entendido como la capacidad de pensar fuera de la caja para resolver los problemas: ¿y por qué no?; colectivo, entendido como la capacidad de combinar y unir el pensamiento de uno con el de otros: ¿podemos hacerlo?; y, empático, necesario para tener respeto por otras formas de pensar: ¿por qué la otra persona piensa lo que piensa?

España ofrece dos ejemplos recientes sobre el valor de filosofar. Merlí, una serie de televisión emitida por Netflix, muestra la vida de un profesor de filosofía de un instituto de educación secundaria, quien con un estilo para dar clase divertido y dedicándole cada clase a un pensador, como Platón, Aristóteles o Sócrates hasta filósofos contemporáneos, logra captar el interés de los adolescentes y desarrollar en ellos la curiosidad y el hábito de conversar, preguntar, discutir y filosofar frente a los problemas y situaciones de la vida cotidiana. Y, Banco Bilbao Vizcaya, El País y Santillana han regalado al mundo aprendemosjuntos.elpais.com, una de las plataformas más extraordinarias para aprender, con un impresionante material en vídeos sobre reflexiones y cuestionamientos personales que nos invitan a filosofar en pos de crear oportunidades.

Deberíamos apreciar a la filosofía como lo que es: una de las capacidades humanas más útiles para tener vidas más exitosas y plenas, a nivel individual y colectivo. Es por ello que un país cuyos ciudadanos filosofan tiene más posibilidades de progresar. (O)

* Consultor de Estrategia.