La nueva realidad metropolitana de Guayaquil ha provocado que sus pobladores hayan aumentado las demandas en cuanto acceso a la vivienda, trabajo, seguridad, transporte, recreación y servicios básicos, además que comienzan a exigir que se mejore la calidad de su entorno urbano y ambiental. En el caso de la urbe huancavilca, es evidente que su influencia metropolitana abarca cuando menos a los cantones de Durán, Daule y de Samborondón, auténticas ciudades dormitorios, en la medida que un porcentaje importante de los habitantes de estas ciudades trabajan y desarrollan sus actividades comerciales e industriales en Guayaquil, pero duermen en estas nuevas áreas residenciales localizadas fuera de su ámbito territorial formal.

Ahora bien, ¿cómo debería gobernarse esta realidad metropolitana? Yo creo en primer lugar eligiendo bien a las nuevas autoridades municipales, pero sobre todo que esas personas y sus equipos tengan la capacidad para responder a los principales problemas urbanos que existen en sus cantones, como son la lucha contra la pobreza y la desigualdad social, el desempleo, el sedentarismo (uso excesivo del vehículo), la protección y mejora del medio ambiente, entre otros. Y, también, que sepan y puedan anticipar los desafíos futuros que se les presentarán a sus ciudades, lo que se podrá lograr con la implementación de planes de ordenamiento territorial que identifiquen, organicen y regulen las actividades humanas en cada uno de sus territorios, que ayudarán en palabras de Gómez Orea a configurar un sistema armónico, funcional y perdurable. Planes que, por cierto, deberán contar en su proceso de elaboración con una activa participación de actores políticos, económicos y sociales, cuyos intereses sean convergentes y complementarios con los del gobierno local, pero sobre todo que compartan una misma visión sobre el futuro de la ciudad.

... que el gobierno local incorpore en su normativa interna prácticas de buen gobierno corporativo que coloquen al ciudadano como cliente y no como un simple administrado; e incorporar a Guayaquil a las grandes citas internacionales de las ciudades...

Dicho esto, ¿qué hacer con Guayaquil y su conurbación? Lo ideal sería elegir un gobierno municipal que entendiendo esta nueva realidad, apalanque su gestión edilicia entre otros muchos pilares, sobre los siguientes: la descentralización (la ciudad necesita dividirse en distritos o sectores, con autonomía, gerenciada por profesionales de primer orden que permitan atender de forma más eficaz y efectiva a la población de ese sector); convertirse en el mediano plazo en Distrito Metropolitano, lo que además le permitirá contar con su propio Estatuto de Autonomía, asumir más competencias y recursos y sobre todo planificar su entorno metropolitano; la aplicación urgente e inmediata de las reglas del new public management que ayudarán por una parte hacerle entender a la burocracia de lo costoso que le puede resultar a un empresario que se le demoren en la aprobación de un trámite administrativo y por otra, la necesidad de innovar y mejorar las ordenanzas, en el sentido de que se conviertan en una herramienta ágil y facilitadora para sacar adelante un negocio o nuevo emprendimiento. En definitiva, que el gobierno local incorpore en su normativa interna prácticas de buen gobierno corporativo que coloquen al ciudadano como cliente y no como un simple administrado; y, finalmente, incorporar a Guayaquil a las grandes citas internacionales de las ciudades, lo que les permitirá a los nuevos administradores entender lo que está pasando actualmente en el mundo respecto al manejo de una metrópoli o un distrito metropolitano, como lo son Londres, Madrid o Stuttgart. (O)

* Catedrático de Ordenamiento Territorial.