Mientras las autoridades muestran cifras de reducción de delitos, los ciudadanos perciben que estos van en aumento. En redes sociales se vuelven virales videos, captados con teléfonos o por cámaras de seguridad particulares, que evidencian cómo operan los delincuentes a cualquier hora y en múltiples zonas de la ciudad. No se está seguro dentro de un lugar comercial cerrado ni en vehículos con puertas aseguradas y vidrios subidos si el delincuente amenaza con disparar con un arma, no se diga en las calles.

Los ciudadanos piden que paren los ataques de los delincuentes; sin embargo, las víctimas no acuden a la Fiscalía a denunciar porque lo consideran una molestia y una pérdida de tiempo; no confían en que las autoridades investiguen, mucho menos que se llegue a una sanción o a recuperar las pertenencias. Esa omisión es parte del círculo vicioso que favorece a los delincuentes y que se cierra con otros factores, como comprar objetos, o parte de estos, de dudosa procedencia, sabiendo que no guardan relación con el costo real.

Denunciar es una manera de defendernos, pues las estadísticas de los delitos denunciados llevarán a exigir los correctivos necesarios; uno de ellos, mejorar la inteligencia policial. (O)