El anuncio del Gobierno ecuatoriano de abandonar la ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), por encontrarse ‘frustrado’ ante la falta de voluntad política de Nicolás Maduro para solucionar el éxodo masivo de venezolanos a los países vecinos, muestra una gradación ascendente del discurso diplomático del presente régimen que, al igual que su antecesor, había sido renuente a criticar la política de Maduro, bajo un argumento de no intromisión y respeto a la soberanía venezolana.

El pasado jueves, el ministro de Relaciones Exteriores, José Valencia, dijo que la salida de la ALBA “es una decisión firme del Ecuador, que busca ratificar la independencia de nuestro país en su accionar general en la política regional”.

La ALBA nació como una iniciativa de integración política y económica impulsada por Hugo Chávez y Fidel Castro, ya fallecidos, para intentar contrarrestar la influencia de Estados Unidos en la región, pero no logró solidez.

A Lenín Moreno le ha tocado encarar una de las consecuencias del desgobierno de Nicolás Maduro y ahora Ecuador promueve una reunión regional para septiembre en aras de buscar soluciones conjuntas a la oleada migratoria venezolana. (O)