Es una lástima la deshonestidad que hay en ciertos futbolistas y árbitros. La simulación de faltas y el dolor causado por estas es casi como para llevarlos en helicóptero al hospital más cercano; pero resulta que cuando intentan sacarlos en camilla, se recuperan instantáneamente por arte de magia.

Árbitros son cómplices de esta farsa. El público paga para verlos jugar fútbol, no para verlos acostados simulando una falta que no existe o que, si existiera, no es para tanto. Los miran muy de cerca y se caen pidiendo falta. Vi en internet un ranking con las diez simulaciones más grotescas: estamos en primer lugar con un arquero que se puso a dormir en pleno partido. Los árbitros saben que solo pueden detener la pelota por 6 segundos y nunca hacen respetar esa regla. Los arqueros se salen de los 16,50 m para sacar la pelota y no he visto que piten mano nunca. La mayoría de estos eventos suceden, generalmente, después del minuto 70 del partido cuando a uno de los dos equipos le conviene el resultado que se está dando en ese momento. La FEF debería tomar cartas en el asunto y sancionar a todos los que actúen de esa forma. Esa actitud contribuye a que el público se aleje de los estadios.(O)

Eduardo Hurel,
Guayaquil