Durante la Cumbre Presidencial de la Alianza del Pacífico en Puerto Vallarta, el ministro Campana formalizó el interés del Ecuador de integrar la organización, lo cual fue bien recibido por el bloque. El ingreso a la Alianza tiene sentido geopolítico y económico.

Geopolítico, porque la Alianza la fundaron en 2011 las cuatro mayores economías latinoamericanas que dan al Pacífico. Nosotros somos la quinta mayor, y nos correspondía integrarla; ahí están Colombia y Perú, nuestros socios de la CAN. Pero la estrategia durante la presidencia de Correa y hasta junio fue darle prioridad a la ALBA; la Alianza fue denostada como institución neoliberal.

Hoy, pedimos el ingreso. No se están aceptando nuevos miembros plenos. Nuestra opción es entrar como asociados, y estamos a la cola. Delante nuestro están  Canadá, Nueva Zelanda, Australia y Singapur.

En Puerto Vallarta, la Alianza y Mercosur pactaron un acercamiento, lo que anuncia un cambio de Brasil y Argentina favorable a la apertura económica. Los únicos países sudamericanos que quedarían fuera de este concierto seríamos nosotros junto con Venezuela y Bolivia, nuestros asociados de la ALBA, con quienes las perspectivas de desarrollar importantes nexos comerciales son nulas, igual que con los demás miembros: Cuba, Nicaragua y los microestados caribeños.

Este entendimiento entre Alianza y Mercosur se explica con el fracaso del modelo chavista y la convulsión en el comercio mundial causada por Donald Trump.

Desde 1979, en que Reagan anunció en su campaña presidencial que buscaría un acuerdo comercial con México, el mundo, liderado por la economía más grande, ha propendido a la apertura comercial. Son casi cuatro décadas en que la humanidad prosperó, cientos de millones salieron de la pobreza, gracias al mayor comercio internacional. Ahora Trump declara la guerra comercial a China, tilda a la Unión Europea de enemigo, pretende denunciar el acuerdo comercial con Canadá y México: Washington da un giro de 180 grados, de aperturista a proteccionista. Latinoamérica se reagrupa para ver cómo se reinserta en este mundo cambiante.

¿Qué hacer ante este panorama?

Debido al enorme crecimiento del Estado bajo el correato, a Ecuador ya no le alcanza el colchón de exportaciones petroleras y debe seguir una política económica en que florezcan las actividades en que seamos competitivos y podamos exportar. Tenemos que ganar acceso a mercados: desperdiciamos en 2005 la oportunidad de acceso al mercado estadounidense.

Dentro de la Alianza buscaremos estrechar relaciones comerciales y de inversión con los países de la región y negociar el mejor acceso posible a los mercados asiáticos.

Entrar a la Alianza requerirá negociar un acuerdo comercial con México, lo cual conlleva complejidades. Recuerda nuestra experiencia con Colombia, que tiene una industria más desarrollada que la nuestra, y una burocracia perita en obstaculizar importaciones. México tiene una industria aun más poderosa. Por cada dólar que les exportamos, importamos dos de Colombia y cinco de México.

Si EE.UU. reduce el acceso de productos mexicanos, el peso se depreciará y México buscará colocar sus productos en otros mercados. Un acuerdo con México puede resultar en una inundación de productos importados que compitan con los de nuestra industria. Habrá que negociar algunas exclusiones y asegurar acceso de nuestras exportaciones al mercado mexicano. (O)