Viajar y conocer otros lugares constituye incrementar el conocimiento, nutrirse de nuevas experiencias. La geografía toda y hasta el aire que respiramos es diferente en cada lugar que se visita.

Viajar es descubrir lo desconocido, saciar la curiosidad que ha venido generándose en nuestro interior, renovarse, aprovechar productivamente los momentos de esparcimiento, vencer el tedio y liberarse del estrés acumulado por la rutina. No solamente es salir o cambiar de ambiente, es cumplir con un objetivo, es alcanzar una meta que amplía el horizonte en las diferentes facetas de la vida. Cuando se acerquen tus vacaciones en el trabajo no permitas que te las paguen, es tu tiempo de volar, debes estar consciente de que eres libre como el aire que respiras. Disfruta de todo lo bueno que hay a tu alrededor. Donde quiera que vayas sé amable, culto y generoso, para hacer quedar bien a tu lugar de origen. Por consiguiente, agradece a Dios por la vida y porque puedes movilizarte.

José Castillo Celi, psicólogo, Guayaquil