Unas 40 mil ‘vidas marcadas’ porque no accedieron a la universidad es el impactante título del informe dominical que este Diario entregó ayer a sus lectores. En medio de una golpeada economía, muchos hogares se enfrentan a la angustia de tener jóvenes bachilleres rezagados, desocupados, que no tienen opción para estudiar una carrera ni para conseguir un empleo.

En la administración anterior, el Gobierno pretendió optimizar el ingreso a las universidades, para lo cual emprendió varias acciones, entre las que se cuentan una evaluación de estas y examinar el nivel de los bachilleres como requisito previo para otorgarles un cupo limitado a carreras universitarias.

Para los bachilleres tener la opción de estudiar la carrera por la que sienten vocación, seguir una carrera en la que no están interesados y quizás nunca ejerzan, seguir una carrera corta en un centro tecnológico o quedarse sin estudiar será determinante para sus vidas y repercute en los ámbitos económico y social. Es un asunto en extremo delicado que el presente Gobierno debe considerar como prioritario para buscarle una solución adecuada y oportuna, con la correspondiente asignación presupuestaria. Perder tiempo es un lujo que no nos podemos permitir, por los jóvenes y por el presente y futuro del país. (O)