Leyendo La Llamada de la Tribu, el nuevo libro del premio nobel Mario Vargas Llosa, recordé cómo el tribalismo ha resurgido en el siglo XXI con fuerza y con implicaciones muy importantes para la política, la economía y negocios.

El tribalismo ha acompañado al ser humano desde hace miles de años. En el pasado, las tribus se originaron por una necesidad común de supervivencia y justicia. Hoy las une un significado común y un modo de comunicarse. El antropólogo Michel Maffesoli sostiene que las tribus son comunidades emocionales que articulan en torno a una idea, un concepto o una causa. Estas nuevas tribus les emociona lo mismo, comparten rituales, costumbres, hábitos, valores, y se regeneran y autosustentan entre ellas. Son capaces de generar una “llamada” o en efecto contagio para integrar a quienes tienen la misma forma de ver y pensar el mundo.

Hay tribus por todas partes y con distintas causas: la ecología, la diversidad, el feminismo, la religión, la innovación, la felicidad; sin embargo, son las tribus políticas las que tienen mayor protagonismo e impacto en la sociedad.

Una de las ideas que se esbozan con mayor claridad en este ensayo escrito por Vargas Llosa es que nuestro país y algunos países de América Latina han sido gobernados por una tribu que tiene la pretensión intelectual de elaborar un modelo económico y político, para luego querer imponerlo al resto en la sociedad por la fuerza. Una tribu que comparte la creencia que la planificación económica y el dirigismo estatista aplicados a la realidad económica y social es la vía para conseguir mayor equidad y prosperidad. Una tribu para la cual es posible traer el cielo a la tierra por medio de un estado mesiánico y holístico.

Las hipótesis de esta tribu han sometido al ensayo y error en nuestra sociedad y los principales resultados son la ineficacia productiva, la corrupción y la disminución de las libertades. Como dice Karl Popper, la verdad se descubre cuando hace pie en la realidad.

Hay otra tribu menos popular en estos años, para quienes las fuerzas espontáneas a través de la cual los individuos libres crean cosas son más importantes que las que se puedan crear intencionalmente. Es la ambición y su necesidad de crecer del individuo lo que dinamiza la economía, la sociedad es lo que hace posible el progreso. Para esta tribu, la mejora gradual gracias a la autocrítica y la duda constante es indispensable para avanzar. Para Vargas Llosa las ideas de esta tribu han sido la fuente de las grandes transformaciones progresistas en la historia del mundo.

Este libro es un ensayo sobre las ideas de siete pensadores liberales, quienes influenciaron la forma de pensar de Mario Vargas Llosa para que, habiendo creído en el socialismo, adquiriera un pensamiento liberal. Esta obra es un notable legado intelectual y un aporte indispensable para orientar la evolución del Ecuador. A la luz de estas ideas y de la realidad que hemos experimentado, bien vale una reflexión: quizás el mejor proyecto económico que se pueda presentar en el futuro es aquel que promueva menos estado y más sociedad, que descentralice el poder para decidir y hacer, una sociedad donde las personas puedan vivir en libertad para alcanzar sus sueños, ambiciones y fantasías con menos obstáculos.(O)