A punta de unidades del milenio, gastando miles de millones de dólares, utilizando deuda china, olvidando lo elemental para transformar la educación, el talento humano; asignaron a dedo, y lo siguen haciendo, a directores de escuelas, colegios y a profesores; conocemos los resultados. Los profesores jubilados reclaman sus pagos que “mentes lúcidas, corazones ardientes y manos limpias” no ejecutaron.

Según la información publicada por el Ministerio del Trabajo, los revolucionarios dejaron de pagar 1.200 millones de dólares a nuestros profesores. Románticos revolucionarios no sabían sumar, tengo presentimiento que aún no saben, gastaron: 400 millones en plataformas sociales en el norte y sur de Quito; 65 millones en la construcción del edificio de la Unasur (Unión de Naciones Suramericanas) y pago a sus “empleados” no sabemos de qué ni para qué; 50 millones a Tame, quebrada; 7 millones en sabatinas; cientos de miles en el cuidado del expresidente, en Bélgica, vergonzoso, al que nos dejó como estamos le pagamos guardaespaldas y secretarias, pero no se paga la jubilación a nuestros profesores. Más fácil hubiera sido usar los 1.200 millones que repagaron por construir en el Aromo, para los jubilados, lastimosamente algunos han muerto en la espera. Diferenciar la educación dada por la partidocracia y por los revolucionarios se hace difícil, tal vez la diferencia serán las escuelas del milenio que hoy sabemos que se construían para cumplir con chinos y por la jugosa comisión que recibieron los que conocemos y aún no están en la cárcel.(O)

César Manuel Campoverde Solís, licenciado en Gestión Empresarial, Guayaquil