Como médico tengo que expresarle al presidente del Ecuador, Lenín Moreno Garcés, que con sorpresa he escuchado sus conocimientos y recomendaciones sobre la enfermedad del cáncer a la que califica como una afección psicosomática y recomienda curarla con acercamiento y armonía con la naturaleza.

Con el mayor respeto, debo decirle que su intervención sobre el tema merece una invitación por parte de las sociedades de oncología del Ecuador y allende de los mares en Estados Unidos y Europa, para informarse más del tema; pues llega a afirmar que “en el mundo hay más especialistas que enfermos de cáncer”. Considero que esas cifras quizás provienen de algún mal asesor del Ministerio de la Salud.

En su epílogo, el señor presidente recuerda con pesar frases correístas de las sabatinas, de la malhadada década pasada. No se merece el médico ecuatoriano ese trato porque no es delincuente ni estafador, como ciertos empleados públicos.

Y desde luego que un doctor tiene derecho a adquirir un carro, producto de su trabajo, porque no es el político que dispone de coche a la puerta con chofer y hasta con varios guardaespaldas.

Lamento el concepto que el señor presidente del país tiene del médico, en este caso del oncólogo, y lo invito a visitar los hospitales de Solca –Sociedad de Lucha Contra el Cáncer– para que verifique el uso de las historias clínicas, laboratorios, rayos X, tomografías computarizadas, tomografías por emisión de positrones o PET, resonancias nucleares, quirófanos..., y todas las herramientas que actualmente el mundo dispone para la lucha contra el cáncer. Espero que corrija y decline el criterio injusto sobre el servidor de la salud, y le deseo que tenga éxito en su difícil gestión que le compete, como presidente de los ecuatorianos.(O)​