Examende manejo

Desde un tiempo atrás la renovación de la licencia de manejo de vehículo, regulada por la Agencia Nacional de Tránsito, ANT, exige un examen práctico de manejo a los adultos mayores. Este requisito es ilegal, ya que es un discrimen contra un sector de ciudadanos. La Constitución garantiza claramente la igualdad a todos los ecuatorianos.

En muchos países avanzados la renovación del documento de manejo se hace hasta por correo y de manera automática, disminuyendo la carga burocrática que pagan los contribuyentes.

No conocemos las razones que tuvo la ANT para establecer este requisito, pero en todo caso no existen estadísticas que indiquen que el grupo de personas de la tercera edad que solicitan la renovación del documento de manejo sean causantes de accidentes.

Los accidentes que ocurren frecuentemente son ocasionados en su mayoría por la irresponsabilidad del conductor o por la falta de mantenimiento del vehículo, y la responsabilidad es justamente más grande en el adulto mayor.

Esperamos que esta disposición ilegal y equivocada sea corregida.(O)

 

La misma gente

Es penoso ver cómo se lleva al Ecuador al despeñadero, siguiendo el camino trazado por el becado en Bélgica, diez años necesitó para cumplir los mandatos del infame Foro de Sao Paulo.

La sutileza es grande ahora. El tono, la cara y las propuestas parecen distintas. Ya no hay martirios sabatinos ni toda la retahíla de insultos a quienes discrepan con el manejo de la cosa política.

La diferencia es notoria, pero, por desgracia, el fin es el mismo.

La tendencia aniquiladora del neocomunismo continúa. La obediencia a las órdenes emanadas del foro diabólico, siguen. La tristeza es que se ejecuta todo en democracia.

Ese es el éxito de estos aniquiladores, cosechando lo sembrado hace años por el partido político que impidió la educación del pueblo. En la ignorancia todas las tendencias destructivas tienen el terreno abonado.

Yo creí que este Gobierno traería verdaderas transformaciones para bien de la patria.

Con la gente que se nombra para ministerios y con los que se mantienen haciendo muy bien su trabajo destructivo, paladinamente reconozco que me equivoqué al pensar lo contrario.

Una vez más yo le pido perdón a mis descendientes.(O)

 

Se sacan los cueros

Las intervenciones ante la prensa de ciertos representantes del moribundo correísmo todos los días me llenan de indignación, dicen tantas mentiras y ni siquiera se ruborizan.

Las declaraciones de ciertos idólatras que tienen a Correa como su “mesías”, verdaderamente causa repugnancia.

He escuchado a un exministro de Educación cuando visitó Yachay, que dijo que lo de Yachay no era tan bueno ni tan malo. ¿Alguien puede decir sin un mínimo de vergüenza tremendo despropósito?, ¿no era acaso el proyecto emblemático del gobierno anterior nacido para ser “la perla de la corona”, algo que ni a bueno llegaba sino a regular? ¿Dónde quedó la excelencia preconizada por el correísmo? Era un mismo personaje que dijo que al no asegurar los edificios educativos destruidos por el terremoto del 2016 le había producido al Estado una gran utilidad económica; ese acto de omisión, a un pobre rector de colegio le hubiera costado el puesto o por lo menos una sanción administrativa, ¿y la Contraloría también actuó para aquel?

El fracaso más rotundo de “la década ganada” es precisamente en el ámbito educativo. Se privilegió el secretismo, de sus paredes no podían salir las flaquezas producto de la improvisación, estaba prohibido hablar, denunciar, so pena de ser cancelados. No se pudo denunciar el tráfico de drogas en todos los establecimientos educativos. La tónica era la improvisación, se cambiaron materias a su antojo, se unificaron las materias de ciencias, física, con química; un mismo profesor por decreto debía estar capacitado para dar las dos materias.

No se pudo así promover una educación de calidad. Se cerraron muchos laboratorios de informática que en épocas pasadas rectores progresistas con el generoso aporte de los padres de familia crearon.

Un profesor de música me comentaba que en un colegio de Guayaquil le mandaron a dar matemáticas, en su defensa había manifestado que él se graduó en un conservatorio para dar música y que matemáticas él no sabía; le contestó el rector que como profesor debía dominar todos los conocimientos. ¿Puede hablarse así de éxito en la educación y de excelencia? ¿Haber creado edificios bonitos garantiza la excelencia?

En estos días amenos donde aquellos ídolos poderosos del correísmo comienzan a desmoronarse, he escuchado una sarta de barbaridades, desde la existencia de “honorabilidad”, “entrega” y “sacrificio” que dicen, tienen, “patriotas” correístas por el “bien” de la patria; hasta desplantes y amenazas de estos protagonistas.

Yo, sentado he mirado esto por televisión, esperando siguientes episodios. También escucho a unos funcionarios sacarse los cueros al sol y diciéndose sus verdades. Abren las bocas y saltan más implicados.

Si algo adorna el trato de las personas y habla de su buen nombre es precisamente esa verdad que libera (Juan 8:32). Espero Sr. presidente que sea el único en nuestra historia, que su nombre sea recordado como el más grande de nuestra nación, no porque le hizo una cirugía a la corrupción sino por practicarle un curetaje que extirpe de una vez y para siempre este engendro perverso y maligno de la corrupción.(O)