El magistrado romano creó el derecho privado y el público, este limitado por el primero que conlleva propiedad, libertad, democracia, relevantemente, la aplicación de la justicia en la sociedad.

Como toda manifestación humana a través del tiempo tuvo su corsi e ricorsi, recordando a Giambattista Vico.

Retroactivamente, derivó en absolutismo en la propia Roma, al transformarse en imperio disponiendo que lo preeminente estuviera gestionado por el público-imperial, culminando en la época feudal donde la inseguridad e inestabilidad originadas por las constantes invasiones, hacía que las autoridades amuralladas en castillos o monasterios dieran protección al conglomerado social.

Más tarde, declinó por nuevas visiones limitándolo a lo prescrito en leyes aprobadas: respeto a derechos consustanciales del ciudadano, protección por invasión, entre otros, encausados por teóricos de los siglos XVII y XVIII, tratando de abolir el absolutismo.

¿Se ha retornado a la época imperio-feudal en el siglo XXI? Veamos.

La transgresión a dichos límites con abusos y robos del dinero del pueblo por personajes y su camarilla, es demostrativo en países influenciados por doctrinas totalitarias.

En Ecuador, individuos ejerciendo funciones público-temporales cometieron actos antijurídicos e inmorales.

Evidencias ejemplificadoras: construcción de hidroeléctricas, mintiéndonos al manifestar que se superarían las interrupciones en el suministro, bajarían costos y hasta venderla. ¿Ha ocurrido? No. Igual con los radares, eran para la seguridad nacional, ¿funcionan? Hoy vivimos en zozobra.

Se dijo que China entregó gratuitamente 10.000 rifles. ¿Dónde están? ¿El Estado tiene nuevamente que hacer inversiones para la tranquilidad nacional?

En seguridad social existe tal malestar, ejemplo, a los tres meses y más se conceden consultas médicas, a pesar de ser más de dos millones los dueños-aportantes; el anterior gobierno dispuso al libre albedrío la gestión administrativo financiera cuyos fondos no le pertenecían, son sagrados, so pena de delinquir, atienden la salud pública de los dueños-afiliados, jubilados, etcétera.

Hoy, no es así, el camuflado e inestable dirigente de la “década degenerada” dispuso a diestro y siniestro de los mismos, dejando calamitosamente al IESS –Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social–, igual con el oro nacional, fondos del Banco Central del Ecuador –BCE–, endeudamiento agresivo. ¿Para qué? Sirvieron para sobreprecios, carreteras mal construidas, hospitales abarrotados, colegios milenarios abandonados; la inseguridad aumenta cada día, cárceles atestadas de infractores; inundados de droga, asuntos personalísimos como control de imagen, custodias familiares, viajes y más.

Es decir, se utilizó lo público, como privado, sin rendición de cuentas y primó la regalada gana, argumentando “gastos reservados” al no existir justicia constitucional u ordinaria; campeó corrupción en improvisados, obcecados nuevos ricos-servidores, dejando en indefensión al ciudadano común con infinita transgresión al marco jurídico.

Este sí es grotesco y antihumano corsi e ricorsi.(O)

Regina Zambrano Reina,
Doctora en Jurisprudencia, Guayaquil