A partir de las repercusiones judiciales del caso Lava Jato, que se extendió desde Brasil a la mayor parte de América Latina –provocando la renuncia del presidente peruano Kuczynski y encarcelando al vicepresidente Glas en Ecuador, así como a Lula en Brasil, entre otros–, Perú propuso en junio que el tema central de la presente Cumbre de las Américas fuese defender la gobernabilidad democrática del flagelo de la corrupción.

También en Lima, el viernes concluyó la III Cumbre Empresarial de las Américas, en la que líderes de negocios de la región y jefes de Estado debatieron sobre la corrupción. “En esta cumbre estamos por una razón muy simple: sin transparencia contra la corrupción, ni hay inversiones ni hay desarrollo”, señaló el presidente del BID.

Según el Latinobarómetro, la corrupción se ha ubicado por primera vez en América como el cuarto problema, después de la economía, la pobreza y la delincuencia. En las citadas cumbres se enuncia la urgencia de que el sector privado establezca códigos de conducta corporativos y que se concreten acciones para revisar los sistemas que generan la financiación ilegal de la política, pues la corrupción está socavando la gobernabilidad en democracia. (O)