Según el Plan Económico dado a conocer hace poco por el Gobierno, todo seguro privado pagará IVA, eso incluye los seguros de salud que muchos ecuatorianos, no precisamente ricos, buscan para garantizar que ellos y su familia recibirán una atención oportuna y eficiente a sus problemas de salud.

Un informe de la Dirección Actuarial y de Investigación del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), del año 2016, señala que en el país 939.859 personas tenían seguros privados de salud y que, según datos del 2014, el 44% de ellos era también afiliado al IESS; y de este porcentaje, 111.345 personas fueron atendidas en las unidades de la entidad o por prestadores externos pagados por el IESS.

Esto significa que alrededor de 420.000 ecuatorianos aportan al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, pero no utilizan los servicios de salud de la institución. Aun así, son innumerables los testimonios de los afiliados que deben esperar a veces meses para conseguir una consulta o que no reciben el medicamento necesario oportunamente, lo que permite preguntarnos cómo sería el servicio si esas 420.000 personas también requirieran los servicios de salud a los que tienen derecho.

La pregunta es oportuna, porque es probable que el aumento del 12% a los seguros de medicina prepagada lleve a muchas personas que acuden a ellos, a veces para más de un miembro de la familia, a cancelar sus pólizas, pues son personas que tienen sueldos medios y que hacen malabares con sus presupuestos para tener la tranquilidad de que, si fuese necesario, tendrán una atención oportuna a sus problemas de salud. Si ya no pueden pagarlos recurrirán al IESS, con justo derecho, y habría que ver entonces si cuadran los presupuestos. Es posible que el resultado sea aumentar el número de ecuatorianos con deficiente atención a su salud.

El tercero de los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible, aprobado por las Naciones Unidas en el año 2015, dice: “Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades”. Esto es, que todas las personas gocen de buena salud.

Para escribir estas líneas busqué definiciones de salud y encontré algunas que van más allá de considerar que es la ausencia de enfermedad. Por ejemplo: “Estado en que un ser u organismo vivo no tiene ninguna lesión, ni padece ninguna enfermedad y ejerce con normalidad todas sus funciones”. Creo que vale la pena enfatizar en lo ultimo “ejerce con normalidad todas sus funciones” porque, ciertamente, se desempeñan mejor las tareas de la vida diaria, en la familia o en el trabajo, cuando como dice la definición no se tiene lesión, ni enfermedad alguna. En consecuencia, una sociedad, un Estado, necesita a todos sus miembros en el mejor estado de salud posible, para que sus funciones se cumplan sin contratiempos y, por lo tanto, debe hacer lo posible para que así sea.

La Organización Mundial de la Salud tiene una visión más completa: “Salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social”; si la mayoría de la población la tuviera, sería más fácil construir un país más vivible. Temo que la medida que comento no abona en esa dirección.

(O)