Recientemente, Julian Assange, asilado por ya casi 6 años en la Embajada de Ecuador en Londres, emitió su opinión vía Twitter sobre la detención del dirigente independentista catalán Carles Puigdemont, y la decisión del Gobierno británico de expulsar a diplomáticos de Moscú en respuesta al envenenamiento del doble espía ruso Sergei Skripal.

Según informó la Cancillería, ese comportamiento pone en riesgo las relaciones internacionales de Ecuador con otras naciones. Y para “prevenir potenciales perjuicios”, se le interrumpieron el pasado martes las comunicaciones al exterior a las que tenía acceso, pues Assange ha violado un compromiso escrito que asumió en diciembre de 2017.

Sin embargo, la próxima semana en Londres habrá una reunión con el equipo de abogados de Assange, a la que irá una delegación de Cancillería para seguir buscando una solución a su situación.

¿Cuánto daño puede causarle a Assange suspenderle las comunicaciones, si tiene el aparataje internacional de WikiLeaks a su servicio e importantes amistades en el Gobierno ruso? ¿Hasta dónde las razones humanitarias esgrimidas para su asilo y ciudadanía podrán sostenerse en detrimento del potencial daño para Ecuador en sus relaciones diplomáticas con otras naciones? (O)