El presidente empezó con cambios en el equipo económico –entrando en Finanzas la Ec. Elsa Viteri en reemplazo de Carlos de la Torre– y anunció programa económico para cuando regrese de Chile de la posesión de Piñera. Aunque Viteri pospuso el anuncio del plan económico para finales de marzo, sería de esperar que aborde el tema en su alocución de mañana.

Los mercados financieros la recuerdan como la ministra de la moratoria. A inicios de su gobierno Rafael Correa declaró la moratoria de los bonos globales 2012 y 2030, que tuvieron su origen en la crisis de 1982-83. El Ecuador recompró la mayor parte de esos bonos al tercio de su valor; hay aún un pequeño monto en manos de bonistas que no aceptaron el intercambio con castigo. El Ecuador no estaba insolvente, la moratoria se debió a que el presidente consideró a esa deuda ilegítima.

El primer efecto de la moratoria y recompra fue una reducción importante de la deuda. El segundo efecto fue que por años el Ecuador no tuvo acceso al mercado, de ahí las preventas de petróleo a China. El tercer y más duradero efecto es que ahora que tenemos acceso, nos prestan más caro que a otros países de la región, incluso Bolivia.

Cuando se posesionó, lo primero que declaró el presidente Moreno fue que respetaría los compromisos internacionales. Con eso, se concretó una colocación de bonos. Algo parecido tendrá que decir la ministra Viteri, puesto que pronto el gobierno tendrá que recurrir a una nueva colocación de bonos.

La ministra viene de posesionarse, no ha tenido tiempo para armar un programa económico, por eso se entiende que posponga su anuncio. En nuestro artículo anterior especulamos que una mejor opción es presentar el plan de estímulo a la inversión preparado por el ministro de Comercio Exterior e Inversión, y anunciar que el nuevo equipo económico presentará en corto plazo un plan que implica plantearles a los organismos multilaterales que lo apoyen con créditos blandos.

Un punto de toque es si la ministra Viteri estaría de acuerdo con armar un plan que implique un ajuste económico, o si se iría por la línea actual, de mantener el gasto y seguir endeudándose mientras los acreedores aguanten. Quizá aderezar la fórmula con un draconiano incremento de impuestos.

Para merecer el apoyo de los multilaterales y los inversionistas, el plan debería centrarse en cómo reducir el gasto público para disminuir la necesidad de financiamiento. Las autoridades salientes han estado contemplando opciones. La ministra de Electricidad fue cesada por revelar que la reducción del subsidio de gas está entre las medidas en carpeta.

Lo lógico es que todas las opciones estén sobre la mesa. Eso no quiere decir que se las vaya a adoptar. Pero recordemos que el precio del gas es el mismo hoy con un salario mínimo de 386 dólares que en 2001 cuando estaba en 38 dólares, la décima parte.

Hay que poner en marcha un plan de ajuste, ahora que el entorno internacional nos es favorable. El precio del petróleo está relativamente alto, lo que genera ingresos fiscales y facilita la colocación de bonos. Pero eso puede cambiar en cualquier momento, lo que obligaría a un ajuste abrupto y doloroso. Mejor prevenir que lamentar. (O)