Luego de casi nueve meses de gobierno donde los ecuatorianos observamos que el más trascendental cambio fue el de rostro y estilo, pero que se mantenían la misma desastrosa política económica, la misma vergonzosa política diplomática y los mismos correístas, ahora bajo la bandera morenista, entendimos que se debía a que el gobierno del licenciado Lenín Moreno no tenía el apoyo popular; pero luego de los resultados de la consulta del 4 de febrero de 2018, ya está legítimamente sentado en Carondelet y por lo tanto debe tomar acciones que demuestren el verdadero cambio.

Esto quiere decir: que queremos soluciones radicales al mal manejo económico; que mande a su casa a los artífices de la debacle económica y financiera; queremos libertad económica y no las mismas recetas burdas del socialismo; queremos que el Ecuador tome acciones urgentes que repudien la caótica situación venezolana de la cual no hay pronunciamiento alguno por parte del presidente; que se suspenda el asilo que los ecuatorianos le pagamos arbitrariamente a Assange, problema que nos ha traído tensas relaciones diplomáticas con algunos de nuestros mayores socios comerciales, si alguno de su gabinete, entre esos la canciller, son obstáculos a la solución, inmediatamente le pida el puesto.

El tiempo vuela y el presidente no puede aplazar más los problemas de salud que sufre nuestra gente; reduzca el obeso aparato burocrático del Estado y aplique reformas que beneficien y protejan al sector privado, dador de empleos; nuestros jóvenes, que suman los cientos de miles, siguen sufriendo por no poder ingresar a las universidades. Si todos los ecuatorianos pagan impuestos, todos tienen derecho a acceder a los beneficios de las instituciones públicas. No hay un solo resultado por parte del gobierno hasta ahora, comiencen a trabajar, tomen decisiones inmediatas, el casi 70% de los ecuatorianos queremos un cambio visualizado y no solo intenciones.

La consulta popular fue clara, los ecuatorianos votamos a favor de un cambio, o sea, que el contenido de las preguntas aprobadas tienen que pasar netamente intactas al registro oficial, y si entre las preguntas derogamos la Ley de Plusvalía, quiere decir que no queremos otra ni igual ni “mejor”, ¡fuimos muy claros!

¡Cuidado. No se atrevan a jugar con la voluntad popular de los ecuatorianos, ustedes no tienen un cheque en blanco, señores. Tomen acciones porque así como los apoyamos, si no acatan la voluntad del pueblo, de la noche a la mañana no existirá ni diálogo ni consulta popular que los salve!(O)

Marcos Zambrano Reyes, 19 años, estudiante; Guayaquil