Hace poco, en ejercicio de democracia directa, el pueblo ecuatoriano se pronunció. Hubo lamentables posturas partidistas que eligieron direccionar la consulta como una lucha a favor o en contra del Gobierno actual, cayendo inclusive en un cuestionado apoyo para leyes que permitían impunidad en abuso a menores; manejando una campaña en la que secundaron la defensa a la Ley de Plusvalía creada en su momento con dedicatoria, y defendieron febrilmente mantener la reelección indefinida, olvidando que fue ingresada por la ventolera y aprobada por una aplanadora sin escrúpulos dentro de una Asamblea correísta, sin embargo, la ciudadanía fue contundente en responder Sí, para un cambio positivo.

Por consiguiente, es deber de las autoridades encargadas volver expedito el camino para concretar el mandato del pueblo y que estos cambios empiecen a darse sin dilación alguna, particularmente la Ley de Plusvalía, donde el 63,1% de los ecuatorianos pidió derogar, no modificar la ley. Como se expresa claramente en el anexo 1: “El Presidente Constitucional de la República deberá enviar un proyecto de ley a la Asamblea Nacional con el carácter de económico urgente para derogar la Ley Orgánica para Evitar la Especulación sobre el Valor de las Tierras y Fijación de Tributos (Ley de Plusvalía) en un plazo no mayor de 15 días desde la publicación de los resultados en el Registro Oficial”.

Por esta razón, inquieta las declaraciones de la ministra de Justicia, Rosana Alvarado, y la confirmación del presidente Moreno de estar trabajando en “una nueva propuesta” que ayude a controlar el incremento desmedido de precios de la tierra. Aparentemente olvidan que ya existe la Ley de Ordenamiento de Uso y Control de Suelo, de repente se aplica mal, o a medias, y es ahí donde deben tomarse las medidas correspondientes para lograr su eficacia, pero deben recordar que la voluntad popular debe ser respetada, no interpretada.

Así que no tiene presentación mantener la actitud correísta que imperó durante los diez años anteriores, donde se apuraba y presionaba para hacer cambios de última hora como trajes a la medida de las conveniencias particulares verdeflex. Es momento de seguir el orden establecido y ser consecuente con un cambio de estilo para beneficio exclusivo del pueblo, quien aún tiene la esperanza de días mejores y confía en que al derogar dicha ley, la construcción tendrá una inyección que generará productividad y empleo.

En ese mismo orden, la confianza del pueblo en que se respete su decisión no puede ser desestimada, ni defraudada. Lenín puede notar la disposición ecuatoriana para apoyarlo, pero necesita cumplir con el compromiso de concretar la respuesta que la población dejó clara en las urnas. Estamos en un momento importante donde el destino del país dependerá de las acciones que se tomen posconsulta.

Finalmente, quiero recordar a Winston Churchill cuando declaró: “La democracia es la necesidad de doblegarse de vez en cuando a las opiniones de los demás”, y mucho más cuando dichas opiniones vienen de ciudadanos que desprecian la época en la que la arbitrariedad política campeaba, mientras se feriaban nuestro dinero, y están hartos de atropellos correístas, por tanto, entregaron su voto como boleto para un nuevo país. (O)