El 9 de febrero de 1978 murió el cantante más popular de Ecuador, Julio Jaramillo (JJ), la causa no fue una cirrosis, como muchos dicen, el acta de defunción firmada por el doctor Bristol Domínguez dice que murió por paro cardiaco, insuficiencia hepato-renal y de colestomía o hipertensión arterial. “Qué carnaval más necio el de la vida, qué consuelo más duro el de la muerte…”. La leyenda comenzó, entonces apreciamos que así como Argentina tiene a Gardel, nosotros tenemos a Julio Jaramillo, embajador del pueblo que da identidad a la patria.

Julio, sencillo, había pedido a su esposa, Nancy, a su hermano Pepe y a su madre, Polita, que si moría no aceptaran homenajes; pero Armando Romero, director de la radio Cristal, convenció a Pepe para que le rindieran el postrer homenaje al Ruiseñor de América, porque “de ahora en adelante le pertenece al pueblo”. Durante tres días lo velaron sucesivamente en radio Cristal, el palacio Municipal y el coliseo Voltaire Paladines Polo. Doscientas mil personas de todas las clases sociales lloraron, algunas cargaron el ataúd al Cementerio General de Guayaquil y entonaron las canciones más populares de El Zorzal. Una radio transmitió el acontecimiento. Las flores y serenatas de admiradores, en el mausoleo que contiene la bóveda 55200, de la puerta 13 del Cementerio General de Guayaquil, son pruebas de que todavía sigue vivo en la memoria de los fanáticos. Hay quienes tocan su tumba para luego persignarse.(O)

César Burgos Flor, licenciado en Ciencias de la Educación y en Comunicación Social, Guayaquil